Little Havana, por décadas principal enclave del exilio cubano en Miami, ha cambiado su rostro a medida que los cubanos la han abandonado y han sido reemplazados por otros latinoamericanos que han huido de los conflictos y la violencia en sus países.
Este barrio de clases trabajadoras a pocas calles del centro de Miami, Florida (sureste de EEUU), fue el sitio predilecto de los cubanos que comenzaron a llegar masivamente luego de la revolución cubana, a fines de la década de 1950 y principios de 1960.
“Recalaba todo el mundo ahí, todo el mundo se ayudaba mutuamente, comenzaron a florecer los negocios”, recuerda a la AFP Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo anticastrista Movimiento Democracia, que llegó a Miami de Cuba hace 45 años cuando era un niño y desde entonces ha vivido varias temporadas en La Pequeña Habana.
En su apogeo, en 1980, los cubanos representaban el 85% de los hispanos que vivían en la zona, según señala la Asociación estadounidense de Geógrafos.
Pero con el pasar de los años, y el aumento de la delincuencia, muchos cubanos emigraron hacia el norte y oeste de Miami, y otros latinoamericanos, sobre todo de América Central, los reemplazaron.
“El área ha ido cambiando su fisonomía de acuerdo a los conflictos en Latinoamérica. Primero empezaron (a llegar) los nicaragüenses con el sandinismo, los hondureños que venían huyendo de la guerra civil, salvadoreños”, señala a la AFP Omar López, de la Fundación Nacional Cubano Americana, la mayor organización del exilio cubano en Miami.
López, cubano de 59 años, vivió en La Pequeña Habana hasta 2000. Luego progresó económicamente y fue “a comprar una casa” en otra zona de la ciudad, dice.
La calle 8, espina dorsal de La Pequeña Habana, donde los turistas acuden a beber un mojito o tomar fotos del Parque del Dominó Máximo Gómez, el Teatro Tower, el Café Versailles o el monumento a los caídos en la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, se ha ido llenando con el tiempo de fritangas nicaragüenses y peluquerías dominicanas.
Para 2012, uno de cada cuatro residentes de la zona eran centroamericanos, según cifras del censo estadounidense.
– “Nos estamos muriendo” –
Los cubanos que abandonan la isla comunista “antes iban a La Pequeña Habana hasta que podían despegar en esta sociedad. (Ahora) se fueron a vivir para Hialeah (al noroeste de Miami) y Hialeah se ha convertido en lo que era La Pequeña Habana”, dice Ramón Saúl Sánchez.
“Cada vez hay menos cubanos, porque nos estamos muriendo”, confía a la AFP Gabriel Iglesias Román, un cubano dicharachero de 78 años que llegó en 1961 a Miami. Ahora retirado, pasa el día desde hace 13 años en el Parque del Dominó, donde observa a otros jubilados jugar y conversa con cualquier turista que se aproxime.
“Los hijos de los viejos aquí no les interesan los negocios” del barrio, por eso cuando los dueños mueren, las pequeñas tiendas de la zona pasan a manos no cubanas, dice Iglesias Román, mientras bebe un café cubano, negro y excesivamente dulce.
“¿Para dónde me voy a ir? He vivido aquí siempre, tengo mi retiro acá”, responde, al ser consultado si no ha pensado en dejar la zona, como tantos otros de sus coterráneos que han seguido hacia otros barrios donde viven sus hijos.
– “Little Latin America” –
Los cubanos han aprendido a comer tortillas y tacos, afirma a la AFP la mexicana Angélica Osorio, la encargada del restaurante de comida mexicana y centroamericana “El Taquito”, en pleno corazón de la Calle 8.
Osorio dice que su comida es muy demandada por los cubanos que en su viaje para instalarse en Estados Unidos pasaron por México.
“El Taquito” es uno de los restaurantes que ha abierto a medida que la zona se ha ido recuperando de la crisis económica de 2008, que hizo particular daño a Florida.
“La recesión golpeó mucho. La Calle 8 estaba llena de negocios pintorescos. Pero ese tipo de negocios pequeños fueron los que más sufrieron con la crisis”, señala Omar López.
Pero las autoridades y los lugareños “la han venido rescatando”, dice Osorio con optimismo.
“Esa zona va a continuar como una Little Havana o Little Latin America, la gente la va a ir a visitar. (…) No es un área de expansión, pero tampoco creo que se vaya a deteriorar mucho más”, opinó Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami.
La mezcla de culturas y acentos latinoamericanos es un motivo de celebración para sus residentes.
“La Pequeña Habana probablemente algún día cambie para la Pequeña América Latina. La misión histórica de este pedazo de esta ciudad es precisamente ser el receptor de los éxodos por razones políticas y económicas provenientes de otros países de América”, concluye Ramón Saúl Sánchez.AFP