Con el pretexto de que era “parte de los sacrificios que debía aguantar” si quería convertirse en sacerdote, el cura Francisco Javier Castillo Ríos violó regularmente durante dos años a uno de los menores que visitaba su iglesia del municipio de Santa María del Río, en la arquidiócesis de San Luis Potosí (centro de México).
El hecho se descubrió gracias a la denuncia de la madre de la víctima, que contó la historia que arruinó la vida de toda la familia.
La mujer explicó que el presunto violador entabló amistad no solo con su hijo, sino con toda la familia, y que nadie esperaba que el cura tuviera este tipo de comportamiento “sucio”. La madre comentó que el sacerdote, que regularmente cenaba con el niño, le echaba drogas a la comida sin que el menor se percatara.
Seguir leyendo: Rt.com