Quince integrantes de la tripulación del ferry surcoreano que se hundió en abril comparecieron en la corte el martes y fueron recibidos por espectadores hostiles que los insultaban y lloraban mientras presentaban sus declaraciones de inocencia ante las acusaciones de negligencia y no prestar ayuda a los más de 300 pasajeros que murieron o están desaparecidos.
Mientras los integrantes de la tripulación esperaban con la cabeza agachada frente a tres jueces de la corte de distrito de Gwangju, familiares de las víctimas trataban de contener su ira. Muchos llevaban listones amarillos en homenaje a quienes murieron en el 16 de abril, la mayoría de ellos estudiantes en viaje de placer. La multitud enfureció cuando uno de los tripulantes pareció sonreír y el juez pidió a los acusados que actuaran con respeto.
“Todos deberían ser condenados a muerte”, gritó un espectador. Uno de los integrantes de la tripulación lloraba tanto que no pudo decir su nombre ante el juez.
Debido a restricciones de horario el martes sólo 11 de los 15 tripulantes presentaron declaraciones de inocencia. Los otros cuatro deberán comparecer en audiencia dentro de una semana.
Todos los sobrevivientes de la tripulación que tenían la responsabilidad de la navegación han sido acusados de negligencia y de cumplir con su obligación de proteger a los pasajeros. Varios de los acusados reconocieron su responsabilidad en la audiencia del martes pero negaron que ellos hubieran causado el hundimiento argumentando que tenían poco control sobre la estabilidad del transbordador, que iba sobrecargado.
El capitán Lee Joon-seok y tres miembros de su tripulación están acusados de homicidio -cargo que puede acarrear la pena de muerte aunque en Corea del Sur no se ha ejecutado a nadie desde 1997. Los fiscales los acusan de coludirse tácitamente para abandonar la nave aunque estaban conscientes de que los pasajeros quedarían atrapados y morirían cuando la nave se hundiera.
Lee Kwang-jae, abogado del capitán, sostuvo que los factores que causaron el hundimiento del transbordador no podían ser controlados por el capitán que operaba la nave sólo seis días al mes al tener un contrato de trabajador. El defensor dijo que el capitán no abandonó la nave, trató de corregir el balance del barco y ordenó a los pasajeros que se pusieran los chalecos salvavidas aunque estaba herido.
El abogado dijo que Park Han-gyeol, el tercero en el mando, sufrió un ataque de pánico durante el naufragio y se quedó llorando en una esquina del puente de mando.
Cerca de dos meses después de la tragedia se han recuperado 292 cadáveres y 12 personas continúan desaparecidas. Buzos siguen buscando a quienes se cree que quedaron atrapados dentro de la nave siniestrada en la costa suroeste del país. AP