La vista es una de las principales capacidades sensoriales del ser humano, pues le permite a éste conocer el medio que lo rodea. Gracias a este sentido, las personas pueden percibir formas, colores, tamaños y distancias, que les facilita movilizarse a través del mundo a su alrededor.
Lamentablemente, existen factores que pueden ocasionar que las personas pierdan la visión de forma parcial o completamente. Entre estas causas se encuentran, principalmente, la diabetes, glaucoma, accidentes o lesiones en la superficie del ojo.
En cualquiera de estos escenarios, cuando una persona es informada de que padece una discapacidad visual, suele atravesar por fases emocionales bien diferenciadas:
1. Estado de shock: esta fase puede evolucionar englobando distintas emociones. En primer lugar, la persona suele sentirse desorientada, desubicada o perdida. Luego, de forma casi inmediata, se produce una reacción de negación y rebelión contra la discapacidad. Estos últimos sentimientos refuerzan la búsqueda de soluciones (milagrosas en algunas ocasiones) y el afán de encontrar culpables. Este periodo no suele ser muy largo, pues la realidad de la situación, hace que el afectado pase a la siguiente fase.
2. Depresión: este estado de ánimo se diferencia del anterior, ya que no tiene una duración limitada y puede perdurar por muchos años. En algunos casos, este sentimiento puede llegar a formar parte de la personalidad del individuo. En este punto, la calidad de la persona se reduce al mínimo absoluto, no sólo se siente marginado, pues todo el mundo huye de las personas depresivas, sino que ella misma trata de recluirse en un espiral auto compasivo. El afectado, por regla general, no puede salir del estado depresivo por sí mismo, sino que necesita de la ayuda de su entorno, en especial de los familiares y amigos, pero también de los profesionales con los que se relacione, los cuales pueden ser detonantes para un cambio de actitud en la persona.
3. Adaptación: esta fase se caracteriza por la búsqueda necesaria de un conjunto de técnicas para superar los inconvenientes derivados de la discapacidad. El individuo podrá adaptarse a sus quehaceres del hogar, a su nuevo desenvolvimiento social y a su medio laboral con las nuevas herramientas que pueda adquirir. Esto puede depender en cierta medida de su capacidad económica.
4. Autoestima: en esta “última” etapa, finalmente, la persona debe aceptarse tal y como es, con todas sus virtudes y también con todas sus limitaciones, entre las que deberemos incluir su discapacidad. Esto define su calidad de vida. Indudablemente, la discapacidad de cualquier tipo exige un mayor esfuerzo de superación, pero ese mismo esfuerzo puede magnificar los logros que en otros casos no se considerarían como tales.
Ciertamente, aceptar y sobrellevar tener una discapacidad visual no es tarea fácil y para poder lograrlo es necesario contar con toda la ayuda posible. Por ello, la “Fundación Con tus 5 Sentidos” ha buscado, desde sus inicios, sensibilizar a la población sobre cómo ayudar a las personas con discapacidad visual. De esta forma, se desea cambiar la actitud que tiene la sociedad con esta parte de la población y así hacer su día a día más llevadero y agradable.
En este punto resulta significativo resaltar que, para que una persona con discapacidad pueda lograr un equilibrio emocional, no solo es necesario tener una predisposición favorable hacia sí misma, que le permita valorar sus posibilidades y definir sus objetivos, sino que a su vez ésta debe sentirse incluida, respetada y valorada por otros como cualquier otro ser humano.
Las personas con discapacidad son como tú. ¡Sólo necesitan de un poco de tu ayuda y de tus 5 sentidos!