Si se le pregunta a un argentino cuál es el momento más triste del deporte de su país, no dudará en responder: el día que le “cortaron las piernas” a Diego Armando Maradona, quien dio positivo por dopaje tras el choque contra Nigeria el 25 de junio de 1994, en el Mundial de Estados Unidos.
Argentina juega mañana, otro 25 de junio, con Nigeria y repite el rival y el exacto día en el cual, hace 20 años, Maradona jugó su último partido mundialista y con la selección argentina, a la que llevó a la gloria en México 1986 y al subcampeonato en Italia’90.
El positivo por efedrina de Maradona tras vencer 2-0 a Nigeria envuelve, como casi todo en la vida del “Pelusa”, una gran polémica y una sucesión de mitos y teorías conspiratorias que no acaban con el tiempo.
El Mundial 1994 fue ganado por Brasil y el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Grondona, retiró a Maradona de la selección por presión del entonces titular de la FIFA, el brasileño Joao Havelange, enemigo declarado del máximo ídolo argentino.
Cuatro días después de la prueba y la contraprueba de dopaje y cuando ya la AFA lo había retirado del Mundial, Maradona dijo una de sus frases célebres: “Me cortaron las piernas”.
Las teorías de la conspiración sobre lo que ocurrió en Estados Unidos 1994 son derribadas por una investigación periodística lanzada en el libro “El último Maradona. Cuando a Diego le cortaron las piernas”, de los reporteros Alejandro Wall y Andrés Burgo.
Además de Maradona, un personaje clave rodea la historia: el entrenador personal del astro, Daniel Cerrini, más cercano a la halterofilia y al espejo de los gimnasios de Buenos Aires que al fútbol y que le daba suplementos vitamínicos para equilibrarle el peso.
“Maradona, para el Mundial 1994, tenía un equipo personal que iba con la selección argentina. Cerrini, a quien Maradona adoptó como amigo, lo preparó como físico-culturista y no como futbolista”, comentó Wall a EFE en Brasil, horas antes del choque ante Nigeria en Porto Alegre, por el Grupo F.
El dopaje existió, fue admitido por Maradona, quien desde el inicio de su juventud luchó contra la adicción a la cocaína, pero fue a causa de la efedrina incluida en un complejo vitamínico de venta libre en Estados Unidos llamado Rippet Fuel.
“La efedrina era muy común en los gimnasios de Buenos Aires y aceptada en algunos deportes practicados en Estados Unidos, pero estaba prohibida por la FIFA, que en esa época no tenía un estándar para el control antidopaje”, explicó Wall.
Un ejemplo de ello es que Maradona volvió a la selección para jugar la repesca de clasificación al Mundial ante Australia y en los dos partidos no hubo controles.
“La FIFA quería a Diego en el Mundial, porque se hablaba que podría fracasar en Estados Unidos, que no había figuras. Lo usaron comercialmente para vender entradas y luego lo desecharon cuando el espectáculo estaba en marcha”, sostuvo Wall.
Según el autor, el entonces secretario general de la FIFA, Joseph Blatter, hoy presidente de la entidad, llego a desconfiar del laboratorio de Estados Unidos que hizo la prueba y envió a Suiza una muestra para corroborar lo que había ocurrido.
La presión por el resultado positivo de la prueba y de la contraprueba recayó, según Wall, contra Julio Grondona, presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA hasta la actualidad, que aceptó retirar al jugador por petición de la entidad.
“Grondona se enfrentó a una encrucijada: el poder de la FIFA o Diego. Optó por la FIFA, de cuya conducción formaba parte, y retiró a Maradona del Mundial”, dijo Wall.
Según el libro, Maradona desconocía realmente lo que estaba tomando y tenía una confianza ciega en Cerrini, hoy un hombre tristemente recordado por la hinchada argentina.
“Diego asumió la responsabilidad por lo que tomó, hizo una preparación excelente para llegar al Mundial. No sabía lo que tomaba”, recordó Wall.
Otros mitos se levantaron en la época de las “piernas cortadas” de Maradona y el más fuerte indicaba que el presidente de Estados Unidos en la época, Bill Clinton, le había enviado una carta a Grondona para que retirara a Maradona del campeonato.
El intento de Argentina, cuando ya era demasiado tarde, fue copiar el modelo usado por España en 1986, cuando el médico de la selección asumió la responsabilidad del resultado positivo de dopaje del futbolista Ramón Calderé y permitió al jugador seguir disputando el Mundial de México.
Al Mundial de 1994 Argentina se había clasificado sufriendo ante Australia -partido que marcó el regreso de Maradona al combinado de Alfio Basile- y en el certamen venció a Grecia con un golazo del “Pelusa” y a Nigeria.
Luego perdió ante Bulgaria y en octavos de final cayó con Rumania. Fue el último Mundial de Maradona, quien luego, en sus incontables “resurrecciones”, volvió a jugar en Sevilla y Newell’s Old Boys hasta su retiro en Boca Juniors.
Lionel Messi tenía 7 años y un día cuando en su casa de Rosario todos vibraron con los regates de Maradona en el 2-1 contra Nigeria, rival al que Argentina se enfrenta a 20 años exactos del pozo de tristeza colectiva más profundo en el plano deportivo. EFE