El Universal, la cabecera decana de los medios de comunicación venezolanos, ha sido vendido después de meses de insistentes rumores. El nuevo propietario es la empresa española Epalisticia, que ha concretado una negociación que empezó hace cuatro meses, y tendrá como representante en Caracas, a partir de mañana, al ingeniero Jesús Abreu Anselmi. La noticia fue confirmada ayer por el propio medio con una nota que siembra más dudas que certezas. Se teme que El Universal siga el camino de la cadena Globovisión y el grupo Cadena Capriles, que cambiaron de manos en los últimos quince meses para convertirse, con más o menos disimulo, en aliados del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, publica El Pais.
Alfredo Meza/Caracas
Abreu Anselmi se instalará en su cargo de presidente de la junta directiva mañana, pero desde el viernes se ha reunido con los gerentes y la redacción del diario, fundado hace 105 años por Andrés Mata, para repetir que no habrá cambios en la combativa línea editorial del medio. El gesto más visible es la permanencia de la primera línea de la redacción —su jefe, Elides Rojas, y los jefes de información, Miguel San Martín y Taisa Medina— así como los redactores jefes y su equipo. Pero este gesto luce insuficiente frente a la sensibilidad de la opinión pública. A pesar de su pasado como senador del partido Acción Democrática, los enemigos históricos de Hugo Chávez, y de su paso como viceministro de Desarrollo Urbano en el Gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989), en épocas más recientes Abreu ha estado vinculado con la nueva burguesía surgida al amparo del chavismo. Desde hace un par de años funge como director suplente del circuito radial FM Center, con casi 50 emisoras en el país. Abreu es parte del 40% de las acciones adquiridas por el empresario Rafael Sarría, que mantiene estrechas relaciones con el número dos del régimen Diosdado Cabello. Una fuente de esa emisora confirmó a este diario que Abreu Anselmi asiste a las reuniones de la junta cuando se ausenta Sarría.
Estos antecedentes, sin embargo, no han mellado el ánimo del jefe de redacción Elides Rojas. “Le hemos dado el beneficio de la duda. Me dijo que era un gerente que esperaba rescatar a una empresa que desde hace tres años está en números rojos”, aseguró a este diario. Uno de los propósitos de los nuevos dueños, según su página web, es precisamente mejorar el crecimiento y la rentabilidad de las empresas que están en el radar de sus intereses: industrias de petróleo, medios de comunicación y bienes raíces. Espalisticia se constituyó hace un año en Madrid con un capital de 3.500 euros. El montante de la compra de El Universal ascendería a entre 90 y 140 millones de euros, según distintas versiones.
Entre la opinión pública local ha llamado la atención la ínfima cantidad de dinero utilizada para fundar una empresa que dice manejar inversiones en capital de riesgo y emprendimientos por el orden de los 1.000 millones de dólares (unos 740 millones de euros), pero también la fecha de creación del dominio de la página web www.epalisticia.es, revelada por un colaborador de este diario, Alek Boyd, en su cuenta de Twitter: fue el 10 de marzo de 2014. Todos estos elementos se suman a la historia reciente de Globovisión y la Cadena Capriles, adquiridos por inversionistas relacionados con el chavismo. Al principio prometen no inmiscuirse en el tratamiento de las informaciones, pero luego fuerzan la salida de periodistas críticos cuando comienzan las presiones, hasta entregar un producto anodino y complaciente con el Gobierno. En respuesta a esto desde el martes 27 de junio la mayoría de los periodistas de los diarios Ultimas Noticias, Líder y El Mundo Economía y Negocios, pertenecientes a la antigua Cadena Capriles, ha decidido retirar sus firmas por los casos de censura presentados desde el cambio de mando. Los trabajadores desconocen para quien trabajan porque los directivos se han negado a revelar quiénes son los dueños.
Que la identidad de los compradores siga siendo un secreto guardado con una combinación secreta alienta las especulaciones. La explicación más aceptada podría ser formulada en estos términos: cansados de fundar periódicos que no tienen incidencia alguna en la formación de opinión, el Gobierno ha decidido adquirir, a través de empresarios amigos, aquellos medios con real poder entre la audiencia para quebrar su oposición. Todo es parte del concepto de hegemonía comunicacional e informativa, que en 2007, cuando Hugo Chávez inició el viraje hacia el socialismo, popularizara el hoy ministro de Turismo Andrés Izarra, inspirado en los términos utilizados por Antonio Gramsci.
Aunque en Venezuela existe libertad plena para el cambio de propiedad en los medios de comunicación social, los gremios periodísticos han alertado de que no se repita con El Universal lo que ha ocurrido con Globovisión y la Cadena Capriles. En un comunicado, el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela ha exhortado a las nuevas autoridades para que este tipo de transacciones “se mantengan dentro de las condiciones necesarias para que los periodistas puedan ejercer su labor sin presiones ni amenazas que generen censura o restrinjan las libertades informativas”. Los nuevos episodios de esta trama mantienen en ascuas a los venezolanos.