La historia pesa mucho sobre los hombros de los futbolistas de Alemania, un país que se aferra a la gloria de sus tres títulos mundiales con especial reverencia, en parte debido a la escasez de héroes nacionales tras su beligerante siglo XX.
Por Erik Kirschbaum/ Reuters
Ganar trofeos, y sobre todo el Mundial, es algo especial en casi todos los países, pero para los alemanes los sueños, las aspiraciones y la identidad de la nación entera están muy vinculados a su éxito -o fracaso- en el torneo que se juega cada cuatro años.
El Mundial se ha sido parte de su tejido desde que Alemania Occidental ganó el primer título en 1954 en Suiza, una victoria sobre una fuerte selección de Hungría que se conoció como el “Milagro de Berna” y dio a una nación bombardeada y humillada por la Segunda Guerra Mundial una muy necesaria nueva identidad.
Los jugadores de aquel equipo de 1954 son venerados en Alemania y los historiadores señalan que ese título mundial casi una década después de la Segunda Guerra Mundial marcó un renacimiento de Alemania Occidental y un punto de inicio para el “milagro económico” de posguerra.
Su segunda Copa del Mundo llegó en 1974 y en su propio suelo contra Holanda -el gran favorito-, mientras que el tercer título se produjo tras un triunfo ante Argentina en Italia 1990, en víspera de la reunificación alemana. Esos éxitos también dieron a la nación un motivo de orgullo y un sentido patriótico.
Ahora, con una generación posterior y casi exactamente 60 años después del primer Mundial ganado, los alemanes tienen una fuerte sensación de que se merecen el triunfo por cuarta vez.
Hay mucha presión sobre el anfitrión Brasil para ganar la semifinal del martes, pero los jugadores alemanes también llevan el peso de las enormes expectativas de su nación.
“Alemania se merece ganar de nuevo el Mundial”, dijo el mediocampista ofensivo Mesut Ozil poco antes del inicio del torneo. “Todos los alemanes esperan que lo ganemos. Así que sabemos que hay presión”.
Ozil también recordó otro aspecto que dificulta la tarea.
“Sabemos que seremos leyendas si ganamos, porque ningún otro país europeo ha ganado el Mundial en Sudamérica”, recalcó.
Han pasado 24 años desde que Alemania Occidental ganó el Mundial y, luego de haber llegado a semifinales en las últimas tres ediciones, los alemanes sienten que ya es tiempo de dar otro impulso a su conciencia nacional.
“Se tiene la sensación de que nada menos que ganar el Mundial es suficiente para nosotros”, dijo el entrenador de Alemania, Joachim Löw, en octubre del 2013, después de haber extendido su contrato por dos años más hasta el 2016.
“Creo que es un poco irrespetuoso para los otros países que también tienen una gran calidad en sus equipos. Es equivocado pensar que Alemania va a ganar naturalmente cuando se trata de un Mundial”, sostuvo.
Las expectativas también son altas debido a que Löw tiene a su disposición una “generación dorada” de jugadores que han llegado a semifinales en los cuatro grandes torneos que disputaron en los últimos ocho años: dos Mundiales y dos Eurocopas.