El Mundial de Brasil prometía para muchos jugadores que estaban destinados a ser encumbrados en el mundo del fútbol pero que acabaron estrellados en un campeonato que dejó muchas decepciones por el camino.
Juan José Lahuerta/EFE
Desde Cristiano Ronaldo, pasando por Mario Balotelli hasta Iker Casillas, fuero muchos los nombres de grandes futbolistas que no brillaron en el torneo más importante del planeta.
La lista es bastante amplia, pero en el capítulo de decepciones se lleva la palma Cristiano Ronaldo. El portugués no logra afinar su maquinaria cuando juega lejos de su club. Todos los éxitos que ha conseguido con el Manchester United y con el Real Madrid no ha podido trasladarlos a su país.
Es la gran cuenta pendiente del jugador luso, que llegó a Brasil con el Balón de Oro y la Liga de Campeones bajó el brazo y se fue superado en todos los aspectos por su propio ego. Apenas marcó un gol, Portugal fue eliminada en la primera fase y dedicó más tiempo a increpar a sus compañeros y a buscar un peinado para cada encuentro que a jugar bien al fútbol.
La esperanza de Portugal se diluyó como un azucarillo conforme su estrella, mermada con una lesión que arrastra desde el último tramo de la temporada, decidió pelearse con el mundo y olvidarse de lo grande que fue en la repesca ante Suecia.
De nuevo se quedará sin un título que engrandece a los futbolistas de primera clase. Su mejor registro, las semifinales de Alemania 2006, queda lejos. Desde entonces, ha perdido el tiempo en los Mundiales. Aún tendrá el de Rusia para intentar desquitarse, pero tendrá 32 años, una edad peligrosa.
También en España varios jugadores quedaron tocados. Llegaron a Brasil con la intención de repetir título y acabaron fuera a las primeras de cambio con unas actuaciones mediocres. A lo largo de los choques frente a Holanda y Chile, muchas imágenes quedaron en la retina de los aficionados.
La de Iker Casillas, gateando desesperado por el suelo persiguiendo a Arjen Robben fue una de ellas. El holandés se reivindicó ante su verdugo de la final de Sudáfrica. Aquella parada de Iker en un mano a mano se convirtió cuatro años después en una pesadilla. Su actuación le dejó tocado e incluso podría no volver a la selección.
Tampoco se salvaron Jordi Alba y Diego Costa. En general, la actuación de toda la selección española fue muy mala, pero algunos estuvieron por encima de la media. Alba, que fue de los mejores hace sólo dos años en la Eurocopa, acabó desquiciado el Mundial e incluso protagonizó un altercado con la prensa. Costa, que hizo un temporadón en el Atlético, no apareció. El estilo de la Roja no pega con su juego y vivió aislado en los partidos que disputó.
Otro de los jugadores que defraudó fue Mario Balotelli. Italia, como España, se quedó fuera en la fase de grupos después de un inicio prometedor tras ganar a Inglaterra, en un partido en el que el jugador del Milán marcó un gol. Esa fue su única aportación. Después, desapareció entre la espesura del combinado transalpino. Mario hizo sus bromas fuera del terreno de juego pero en el campo no destacó por nada.
De esta lista no se libra el central de Portugal Pepe, que llegó a Brasil arrastrando una lesión que le impidió completar una gran temporada en el Real Madrid. Amplió su mala racha al Mundial. Su imagen, de nuevo quedó tocada por culpa de otro arrebato de los suyos. Un manotazo y un cabezazo a Thomas Müller le costó una tarjeta roja directa. Reapareció en el tercer partido, pero ya era tarde. El daño ya estaba hecho. Portugal y él se fueron por la puerta de atrás.
En Inglaterra, una vez más y van muchas desde que ganaron el Mundial de 1966, el capítulo de decepciones es amplio. Como Italia, España y Portugal, no consiguió pasar a los octavos de final. Y, alguno de sus protagonistas acabaron con tristeza el campeonato.
Wayne Rooney y Steven Gerrard fueron los dos ejemplos de la impotencia británica. Los dos, de nuevo, se quedaron sin la oportunidad de pasar los cuartos de final, su techo en una gran competición. Esta vez, como todo su equipo, mostraron su cara más gris cuando se esperaba mucho más de ellos. Rooney y Gerrard, perdidos entre la neblina inglesa, volvieron a naufragar. El segundo, con 34 años, no volverá a un Mundial.
Pero si Inglaterra fue un fracaso, mayor lo fue Brasil. Aunque llegó a semifinales, la goleada de Alemania por 1-7 acabó sacando todas sus vergüenzas a relucir. Jugadores como el delantero Fred, en evidente bajo estado de forma, el lateral derecho Dani Alves, criticado hasta perder su puesto por su inoperancia, el central Thiago, una sombra de lo que es en el París Saint Germain y la zona de creación con Paulinho a la cabeza, dieron pasos erráticos durante todo el campeonato.
Parte de culpa la tuvo su entrenador, Luiz Felipe Scolari, que prefirió invocar al orgullo de un país y dejar de lado otros aspectos del fútbol más importantes como la táctica y los entrenamientos para intentar salir adelante. Falló y quedó señalado para siempre con el “Mineirazo”. Él fue el director de orquesta de la debacle.
En el capítulo entrenadores, mención aparte también para Fabio Capello. Su sueldo, el más holgado de todos los técnicos del Mundial (siete millones de euros), no bastó para conducir a Rusia hacia los octavos de final. En un grupo con Argelia, Bélgica y Corea del Sur, no fue capaz de quedar ni segundo. Su paso por el Mundial fue para olvidar.
Y pese a que ganó el Mundial, en Alemania también hay una decepción. Es la de Mesut Özil, que después de brillar con luz ropia en Sudáfrica, prácticamente pasó inadvertido tras mostrar su peor cara, la del jugador algo indolente que a veces desesperaba a los aficionados del Real Madrid cuando jugaba en el club blanco.
Con todos estos nombres, podría formarse un equipo de estrellas estrelladas. El seleccionador sería Luiz Felipe Scolari y su ayudante Fabio Capello. Entre los dos, confeccionarían la siguiente alineación: Casillas; Dani Alves, Thiago, Pepe, Jordi Alba; Cristiano, Paulinho, Gerrard, Özil; Diego Costa y Balotelli. Todo un equipazo con nombres pero sin suerte. EFE