El presidente chino Xi Jinping, de gira por América Latina, reforzó su apuesta en Argentina y Venezuela, en momentos en que estas economías son vistas con recelo por Estados Unidos y Europa, a cambio de acceder a materias primas para mantener su pujante economía. AFP
En Caracas este lunes, Xi Xinping suscribió una treintena de acuerdos de cooperación con su par venezolano Nicolás Maduro en materia energética, minera, tecnológica, eléctrica, de infraestructura y cultural, entre otros.
“Venezuela se ha convertido en uno de los destinos con mayor compromiso de inversiones de China (…), séptimo suministrador de petróleo y cuarto socio comercial en América Latina”, celebró el mandatario chino.
Tras pasar por Brasil y proponer entre otras cosas un fondo de 20.000 millones de dólares para financiar infraestructuras en América Latina, el mandatario del gigante asiático se trasladó a Buenos Aires, donde le dio un espaldarazo al gobierno de Cristina Kirchner con millonarios convenios e inversiones.
Pero la apuesta del gigante asiático tiene un sentido pragmático y busca compensaciones a largo plazo.
“La expansión política económica de China tiene objetivos de carácter pragmático, donde no juega el tema ideológico o de la competencia internacional con Estados Unidos, sino que básicamente es un tema de la política de China de buscar recursos naturales a largo plazo en varias partes del mundo y en este caso particular en América Latina”, explicó a la AFP el analista venezolano Carlos Romero.
“China sabe que Argentina y Venezuela son depositarios de grandes recursos naturales, particularmente de dos que ellos buscan desesperadamente para poder mantener una economía y una sociedad como la China: en el caso de Argentina, son petróleo y alimentos, y en el caso de Venezuela petróleo y gas”, agregó.
Entre viernes y domingo, Xi suscribió con Kirchner 20 convenios que incluyen un crédito de intercambio de divisas por 11.000 millones de dólares y un crédito de 4.700 millones de dólares para construir dos represas hidroeléctricas, entre otras inversiones en los sectores naval y nuclear.
Y lo hizo en un momento en que la economía de la nación sudamericana tiene síntomas de recesión y está amenazada de caer en cesación de pagos por una compleja pelea con fondos especulativos en Estados Unidos.
El panorama tampoco es alentador en Venezuela -aliado estratégico de China y su segundo socio comercial después de Estados Unidos- debido a una alta inflación, la más elevada de América Latina, escasez de divisas y una millonaria deuda con empresarios consecuencia del férreo control cambiario que impera en el país sudamericano desde hace 11 años.
En estas dos economías “hay grandes cuellos de botella que restringen el crecimiento”, opinó Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano.
Pero China quiere “acceso fácil y seguro a recursos naturales (petróleo en el caso de Venezuela y soja en el de Argentina, sin olvidar el gigantesco yacimiento petrolero Vaca Muerta) y garantizar mercado para sus exportaciones, especialmente de bienes intermedios y de bienes de equipo”, añadió.
Venezuela es el principal receptor de fondos chinos en Sudamérica, con 56.000 millones de dólares en los últimos ocho años. Actualmente mantiene una deuda de 17.000 millones de dólares, que cancela en parte en petróleo.
– Asociación estratégica –
En sendos actos con Kirchner y Maduro, Xi declaró que las relaciones entre China y Argentina y Venezuela se elevaron al rango de “asociación estratégica integral”, un paso que contrasta con la cautela cada vez mayor con que los gobiernos y empresas de Estados Unidos y la UE abordan sus inversiones en ambos países, temerosos entre otras cosas de sus políticas de expropiación de empresas de algunos sectores.
Muestra de ello es la reducción de vuelos o incluso la salida de Venezuela de las compañías aéreas más importantes, como American Airlines o Air France, debido a la millonaria deuda en divisas que mantiene con ellas el gobierno.
El comercio de China con la región, estimado por Pekín en 261.600 millones de dólares, ha escalado a marchas forzadas y hoy es el segundo socio comercial de numerosos países, como Argentina y Cuba, y el primero de Brasil desde 2009.
En 1990, China ocupaba el décimoseptimo lugar en la lista de destinos de exportaciones latinoamericanas.
También sus inversiones han aumentado significativamente, y representan cerca de 20% de los 90.000 millones de dólares que China invirtió en el exterior el año pasado.
La gira del presidente chino se inició en Brasil y acaba en Cuba, hacia donde partirá este lunes por la tarde, con el fin de ampliar la alianza política y económica entre los dos países comunistas.