Rusia prohibió el jueves la mayoría de las importaciones de alimentos de Occidente en represalia por las sanciones que recibió por su papel en Ucrania, una medida que costará miles de millones de dólares a los agricultores occidentales, pero que también podría dejar vacíos los estantes en las ciudades rusas.
La decisión demuestra que si bien el presidente Vladimir Putin no parece dispuesto a hacer caso a los llamados de los nacionalistas rusos para enviar tropas a Ucrania, sí está dispuesto a permitir que Rusia sufra daños significativos en una guerra económica con Occidente.
Estados Unidos y la Unión Europea acusan a Rusia, que se anexionó la península ucraniana de Crimea en marzo, de fomentar las tensiones en el este de Ucrania al suministrar armas y conocimientos a la insurgencia pro rusa, y han impuesto la congelación de activos y la prohibición de préstamos sobre varias personas y empresas.
Moscú niega que esté apoyando a los rebeldes y acusa a Occidente de bloquear los intentos de lograr arreglos políticos al alentar a Kiev a usar la fuerza bruta para aplastar la insurgencia.
La prohibición a las importaciones, anunciada por el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, durante una reunión ministerial televisada, cubre todas las importaciones de carne, pescado, leche y productos lácteos, y frutas y verduras de Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Canadá y Noruega. La prohibición durará un año.
“Hasta el último momento esperábamos que nuestros colegas en el extranjero entenderían que las sanciones sólo logran el estancamiento, y son innecesarias”, declaró Medvedev. “Sin embargo, no lo entendieron, así que la situación nos obliga a tomar represalias”.
Esas represalias, sin embargo, podrían ser tan perjudiciales para Rusia como para Occidente. Rusia depende enormemente de los alimentos importados, especialmente de Europa, particularmente en Moscú y otras ciudades grandes. En 2013, la UE exportó 11.800 millones de euros (15.800 millones de dólares) en productos agrícolas a Rusia, mientras que Estados Unidos exportó 1.300 millones de dólares en ese rubro.
Chris Weafer, analista de Macro Advisory en Moscú, dijo que la prohibición de importaciones impulsará la inflación y nublará más el ya gris panorama económico. “Junto con mayores tasas de interés, los mayores costos de los alimentos significarán que las familias tendrán menos dinero qué gastar y ello deprimirá la economía”, señaló.
Holanda es uno de los países que más perdería. Es uno de los principales productores agrícolas del mundo y exporta unos 1.500 millones de euros en bienes agrícolas a Rusia anualmente.
Albert Jan Maat, presidente de la Federación de Agricultura de Holanda, advirtió que la medida rusa causará una deflación en toda Europa debido al exceso de la oferta, y exhortó al gobierno holandés y a la UE a ayudar al sector agrícola. Las exportaciones a Rusia comprenden aproximadamente una décima parte de las exportaciones agrícolas totales de la UE.
“Los productos probablemente serán sacados del mercado o los almacenaremos temporalmente”, dijo Jan Maat.
Xavier Beulin, presidente del sindicato agrícola francés FNSEA, expresó inquietudes similares. “Estas son pérdidas para el mercado, pero también existe la posibilidad de que inunde los mercados europeos con productos que ya no irán a Rusia, y ello podría bajar los precios”, dijo a la televisora LCI.
Varios productos agrícolas ya han registrado bajas después del anuncio de Rusia. El trigo para entrega en septiembre bajó 1,4%, mientras que el maíz bajó 1,1%.
Medvedev alegó que la prohibición dará a los productores rusos una buena oportunidad de incrementar su participación en el mercado, pero los expertos dicen que a los productores locales les será difícil llenar el hueco, ya que el sector agrícola ruso padece de ineficiencia y escasez de recursos financieros. AP