Presionado por el colapso de las finanzas públicas, el régimen de Nicolás Maduro ha dejado entrever que está dispuesto a subir los precios de la gasolina, una medida altamente inflamable y de último recurso que en el pasado ha conducido a períodos de agitación social, publica El Nuevo Herald.
Antonio Maria Delgado
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El gobernante venezolano, que convocó a un debate nacional para considerar la implementación de la medida, dijo que los ingresos adicionales que generaría serían utilizados en programas sociales, cuyo financiamiento se ha visto amenazado en los últimos meses de la mano de la crisis económica que atraviesa el país.
Pero la mayoría de los venezolanos están en desacuerdo con el incremento, incluso cuando los precios del combustible en el país son los más bajos del mundo, reveló el lunes una encuesta de la firma Hernández Hercón.
“Ciertamente la gasolina en este país es regalada, pero la gente hace una reflexión, hace una crítica y dice, bueno pero por qué a mí me quitan los beneficios del petróleo, cuando el petróleo se lo regalan a Cuba, y a Nicaragua y a otros de esos aliados estratégicos”, dijo Marcos Hernández, presidente de la encuestadora, parafraseando uno de los comentarios que aparecieron con más frecuencia en la elaboración del sondeo de opinión.
“La pregunta para muchos es: ¿Si Venezuela les regala a los aliados anualmente más $7,000 millones en petróleo, por qué a nosotros nos van a subir la gasolina”, agregó.
Según la encuesta, un 60.5 por ciento de los venezolanos rechaza el incremento, mientras que un 37 por ciento dijo que está de acuerdo con subir el precio del combustible que actualmente equivale a menos de 4 centavos de dólar por galón.
Ese precio —que contrasta con los $4.22 por galón que pagan los colombianos y los $3.58 que pagan los mexicanos— constituye un alto costo para la estatal Petróleos de Venezuela que absorbe los más de $15,000 millones anuales que cuesta mantener el subsidio.
Según informes de prensa, el gobierno estaría considerando multiplicar por 30 el actual precio de la gasolina, llevándolo desde los 0.097 bolívares por litro hasta los 3.0 bolívares.
A ese precio, llenar un tanque de 10 galones costaría cerca de 120 bolívares ($19.05 al tipo de cambio oficial de 6.30 bolívares por dólar y $1.49 al tipo de cambio paralelo de 80.61 bolívares), en vez de los 4 bolívares que cuesta actualmente.
Esos $15,000 millones harían mucho para aliviar las atribuladas finanzas públicas, en momentos en que el país está virtualmente sin reservas internacionales líquidas y la falta de moneda dura mantiene los anaqueles de los supermercados vacíos.
Y sin embargo, modificar los precios de la gasolina se ha convertido en un tabú en la política venezolana, luego que el intento de hacerlo en 1989 por parte del entonces presidente Carlos Andrés Pérez desembocara en los disturbios y saqueos conocidos como El Caracazo, que dejaron cientos de muertos.
Estos temores son precisamente por los que Maduro aún no se ha atrevido a subir los precios, explicó Alexander Guerrero, profesor de Economía de la Universidad Metropolitana de Venezuela.
“El gobierno es demasiado débil. Sigue gobernando porque no hay una oposición y eso le da cierto espacio para movilizarse. Pero vive bajo la preocupación de que en cualquier momento podría haber un problema de calle, que es lo que la gente supone que podría ocurrir en cualquier momento en Venezuela”, comentó Guerrero desde Caracas.
De hecho, Maduro dio algunas señales la semana pasada de que no estaba muy seguro sobre la implementación de la medida y que por el momento él solo estaba proponiendo el debate.
“Hay tanta demagogia de sectores desesperados […], los sobrevivientes de la MUD [la oposición] andan como locos por ahí, diciendo que Maduro va a aumentar la gasolina. No, aquí no se va a aumentar nada. Aquí lo que yo he abierto es un debate para ir a un nuevo sistema de precios justos para cobrar los hidrocarburos internos, los combustibles internos”, declaró en palabras transmitidas por la televisión estatal.
“Lo vuelvo a ratificar hoy: no tengo apuro, no tenemos apuro […]. Hay que corregir un desfase que hay. Ese es el primer planteamiento, hay que corregirlo, porque estamos pagando para echar gasolina. Le pagamos al ciudadano para que eche gasolina. Y eso ha promovido un sobreconsumo, un derroche”, agregó.
No obstante, la mayoría de venezolanos no cree que Maduro solo pretende iniciar un debate sobre los precios.
Según la encuesta de Hernández Hercón, el 63.4 por ciento de los consultados dijeron creer que el régimen ya tomó la decisión de subir los precios.
“La mayoría de los venezolanos está en contra, principalmente porque buena parte de ellos ya no cree en el discurso de Nicolás Maduro”, comentó Hernández.