Después de una temporada gris en la que coincidieron poco en el campo y aun se encontraron menos, Messi y Neymar prometen entenderse este curso, y hoy lo dejaron bien claro durante los cuarenta y cinco minutos que coincidieron sobre el terreno de juego y que fueron lo mejor de la goleada que el Barcelona le endosó el Club León mexicano (6-0).
Ninguno de los dos, sin embargo, compartieron protagonismo con el uruguayo Luis Suárez, el gran reclamo de la jornada, que saltó al campo en lugar de Rafinha para jugar el último cuarto de hora. Sus primeros minutos como azulgrana.
Neymar, Messi, y también Alves y Mascherano disfrutaron, desde el once inicial, de sus primeros minutos en toda el verano. Un test, el del Trofeo Joan Gamper, que confirmó que los últimos en incorporarse a la pretemporada también están en perfecto estado de revista.
Pero fueron los dos primeros quienes acapararon todo el protagonismo de la primera mitad, lo único destacable de un amistoso que se fue diluyendo en ritmo e intensidad con el paso de los minutos.
Con el partido recién empezado, la primera combinación entre Messi y Neymar acabó con un afortunado cabezazo del rosarino que ponía el 1-0 en el marcador. Y otra conexión Leo-Ney, esta vez con el brasileño como goleador, cerraba la cuenta antes del descanso.
La complicidad entre los dos astros se evidenció también en cada celebración. Parece que este año sí están dispuestos a buscarse -y encontrarse- para llevar al Barça a lo más alto.
La recuperación de Neymar tras la fractura de la vértebra lumbar que sufrió en el Mundial y la motivación de Messi, mucho más participativo de lo que nos tenía acostumbrados el curso pasado, fue lo más positivo de un partido sin historia.
El Barcelona salió a por todas, con los laterales adelantados, con las líneas de presión muy arriba, con mucha movilidad en las puntas, dispuesto a agradar a su afición ante el campeón mexicano, casi recién aterrizado en la capital catalana tras un vuelo transoceánico y con la mente puesta en el Torneo Apertura, en el que este año no ha empezado nada bien.
No tuvo el Barça rival este año, como el anterior tampoco lo tuvo en el Santos. Equipos que vienen a jugar sin la motivación que los azulgranas siempre exhiben en su puesta de largo.
Solo un disparo de Elías Hernández a los veinte minutos inquietó la meta defendida por Bravo, que ahí protagonizó la única parada de mérito de todo el partido.
Para entonces, el Barça ya ganaba por 2-0, después de que Neymar picase el esférico sobre la salida de Yarbrough tras controlar un pase que Iniesta le filtró entre líneas de forma magistral.
La afición también disfrutaría de la anticipación de Mathieu en el eje de la zaga azulgrana, de un par de virguerías de un Rafinha sobrado de confianza y de la presencia creciente de Rakitic, capaz de robar, distribuir y probar fortuna de lejos a la menor oportunidad.
Luis Enrique sentó a Neymar al descanso y, sin Pedro, baja de última hora por una gastroenteritis, apostó por el descaro de Munir, una de las revelaciones de la pretemporada.
El madrileño tardó diez minutos en hacer al cuarto al empujar una asistencia de Alves, pero el mérito fue el monumental pase que Rakitic le puso al brasileño a la espalda de la defensa.
La segunda parte empezó a diluirse con el rosario de cambios propio de cualquier torneo estival. Uno de ellos fue el del exazulgrana Rafa Márquez, a quien el Camp Nou rindió esta noche su particular homenaje.
Al marcharse del terreno de juego, Márquez intentó hacer un gesto de complicidad a Mathieu, de quien hace una semanas había dicho que no tenía nivel para jugar en el Barça, pero el francés prefirió ignorarle.
El partido lo rescató del tedio el debut de Luis Suárez, que salió al campo el último cuarto de hora para desatar la locura del Camp Nou.
Sin embargo, el uruguayo apenas entró en juego. Volvió a ser Munir quien haría el quinto al rematar de primeras una gran jugada de Sandro, y el propio Sandro el que cerraría la cuenta tras culminar un asistencia de Samper.
EFE