Sidoristas ignoran detalles de la convención colectiva impuesta por el Gobierno

Sidoristas ignoran detalles de la convención colectiva impuesta por el Gobierno

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Los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) ratificaron este martes en asamblea su desconcierto por el acuerdo contractual impulsado por el Ejecutivo nacional durante la madrugada del pasado jueves, el cual puso fin de forma abrupta e ilegítima a la negociación del nuevo contrato colectivo, publica Correo del Caroní.

El carácter legal de la normativa que regirá las relaciones laborales en Sidor en los próximos dos años es una incógnita que preocupa a la fuerza laboral, así como la “letra pequeña” del acta firmada sin el consentimiento de la mayoría del comité ejecutivo de Sutiss.

La intempestiva resolución del conflicto ha generado no pocas críticas entre los sidoristas quienes, envueltos en una gran confusión, exigen que tanto el Gobierno como el sindicato aclaren los términos del pacto contractual.
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crangel@correodelcaroni.com

Desasosiego, incertidumbre, confusión y algo de resignación abraza a los trabajadores de Sidor desde hace una semana, cuando el Gobierno anunció -la madrugada del jueves 14 de julio- la firma del contrato colectivo en la acería.

Los sidoristas desconocen los detalles del acuerdo contractual que ha sido rechazado por los principales directivos del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss), y ven con recelo la posibilidad de un triunfo.

Ayer, durante la asamblea rutinaria en el portón III de Sidor y a pocas horas del publicitado reinicio de operaciones en la estatal, manifestaron preocupación por el rumbo del indefinido conflicto obrero-patronal.

“La empresa arrancó para demostrarle al Gobierno que sí estamos dispuestos a trabajar y colaborar con ellos, pero que ellos colaboren con nosotros”, explica Rafael González, un técnico con 30 años de servicio en Sidor, al consultarle las razones del arranque de la planta después de un mes de huelga.

La reactivación de las acerías, sin embargo, no se traduce en el fin de la protesta en Sidor. Para Rafael abunda la “confusión”, “todo el mundo está confundido, esto es una sola confusión”.

Los desencuentros entre los líderes de Sutiss y la atropellada decisión del Gobierno le hacen pensar que no hay voluntad, ni del sindicato ni del Ejecutivo para un feliz término. “Esto todavía está muy confuso, esto está lejos de resolverse todavía”, insiste.

¿Normalidad? Elio Martínez lo duda. “Todavía la empresa no ha arrancado con normalidad porque los trabajadores no estamos claros todavía. Estamos perdidos en lo que realmente se logró, si es que se logró algo…”, comenta desde el portón III de Sidor al término de la asamblea matutina.

“Yo jamás pensé”, confiesa, “que para lograr un contrato haya que hacer tanto esfuerzo, tanta lucha, tanta marcha, fue algo difícil de conseguir, y todavía no se ha conseguido”.

 

La institucionalidad
Félix Centeno, un técnico del área de Productos Planos, cree que la firma del convenio pasa por la consulta. “Esos acuerdos tiene que discutirlos el sindicato, eso tiene que estar avalado por los trabajadores. Sinceramente, hacer algo así, a espalda de los trabajadores, yo creo que eso no es lo correcto”.

A algunos sidoristas les confunde, por ejemplo, el arranque de operaciones sin acuerdos claros. “Estamos contrariados”, resume Luis Carpio, un joven técnico de la Acería de Palanquillas que no acepta el reinicio de operaciones porque “el sindicato mismo había dicho que no se arrancaba empresa hasta tanto no se firmara el contrato colectivo”.

Aun así, otros manifiestan haber activado las acerías por decisión propia, como una muestra al país de las dificultades operativas. “Estamos dispuestos a trabajar para que las líneas salgan adelante, pero también lo que se necesita son los insumos como dijo el ministro de Industrias”. El comentario es del trabajador Carlos Piedraita, uno de los 15 detenidos el pasado lunes durante las protestas por el contrato colectivo.

“El presidente Maduro primero tiene que velar por la casa, se pone a ayudar a los niños de Palestina y él debería primero poner bien su casa y después al vecino”.

Cree que “los trabajadores y su familia también necesitan los productos de la cesta básica y no lo podemos cubrir por el alto costo de la vida”.

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