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Varias veces hemos tocado el tema de darle nombre a un disco y el arduo trabajo que puede representar, pues es la manera de definir su contenido e inspiración. Optar por una canción que lo compone es una solución, así como llamarlo de manera homónima -aunque cuidado con esto último si el disco es un fracaso-.
Pero cuando las portadas son minimalistas y a duras penas se distingue el nombre, sin importar que tenga uno propio, son los fanáticos que terminan de “encontrar” una manera de llamarlo. Son limitados estos casos, pero ha ocurrido con algunas de las producciones más importantes de la música, como podemos apreciar:
The White Album de The Beatles
Este álbum se llama como literalmente luce, con una portada blanca y el nombre de la banda en relieve. Al parecer, para este noveno disco, la banda había tenido mucha fricción y tensión durante su grabación, en parte por la presencia deYoko Ono durante las grabaciones.
John Lennon y Paul McCartney estuvieron grabando en estudios distintos debido a desacuerdos. Además, Lennontuvo un riña física con George Harrison.
( ) de Sigus Ros
La canciones de este álbum no tienen un nombre, y el álbum tampoco posee una forma específica de llamarlo, ya que está conformado por un paréntesis que abre y otro que cierra. Regularmente, se le dice Paréntesis,Untitled o
Metallica de Metallica
Con una fondo negro, una serpiente ensortijada en la esquina inferior derecha y el logo de la banda, se le conoce como The Black Album, pero en realidad fue llamado de forma homónima.
Este curioso caso tiene más ejemplos, como nos lo muestra el artículo de Tutupash