El asesinato del periodista norteamericano James Foley a manos de los yihadistas del Estado Islámico ha disparado la polémica -únicamente en los foros occidentales, no en los árabes- en torno al presunto carácter islámico de su brutal método de ejecución. Solo hay un punto de consenso en los dos bandos en disputa: los yihadistas utilizan el cuchillo, el hacha o la espada por razones rituales y no para ahorrar munición. ABC.es
Los expertos musulmanes o eruditos que simpatizan con el islam subrayan que el Corán no se refiere expresamente a la pena de decapitación. El libro sagrado de los musulmanes -afirman- establece tan solo la regla del «ojo por ojo, diente por diente», lo que abre la posibilidad de utilizar la espada solo contra quienes la hayan utilizado previamente. Según la corriente de ulemas, teólogos musulmanes, citados por los medios occidentales, Mahoma solo permitió expresamente la mutilación de miembros de los ladrones. La lapidación de adúlteros no sería, incluso, una norma establecida por el Corán, sino una práctica islámica fundamentada en un «hadith», una tradición musulmana.
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