Pistorius y la sustituta de Reeva

Pistorius y la sustituta de Reeva

Pistorius

A Pistorius la juez Thokozile Masipa le ha regalado una segunda oportunidad de vivir o sobrevivir sin tener que bajar la cabeza cada vez que esboza una sonrisa. El atleta es oficialmente ya un imprudente y ha dejado de ser un asesino. Ya no le pasará que cuando disfrute de su libertad no pueda salir a tomar una copa por la noche con amigos. Podrá volver a sonreír y divertirse en público. E, incluso, quizá hasta se le permita volverse a enamorar, reseña El Mundo de España.

Y para eso parece que ya hay una elegida. A finales de febrero pasado saltaba a los medios una noticia que hacía más añicos la ya muy deteriorada imagen pública de Pistorius. Un año después de haber matado de cuatro tiros a su novia los medios de comunicación desvelaban que Reeva tenía sustituta. Se trataba de una joven de 19 años, Leah Skye Malan, que habría conocido en Mozambique. La joven estudia para ser paramédico y las familias de ambos, dicen las crónicas sociales, han congeniado muy bien. “Ella le ha ayudado mucho a superar los peores momentos”, decía una fuente al periódico The Sun.

Por supuesto, la noticia del nuevo noviazgo de Pistorius saltó a todos los medios de comunicación y lo que consiguió es enterrar más aún su figura. Ella, de la que se sabe poco, fue rápidamente apartada de los focos. No ha ido al juicio ni hay fotos de la nueva pareja juntos, aunque el rumor de su relación en Sudáfrica es más una certeza que una hipótesis. Sin sentencia en firme era una temeridad que el acusado apareciera como un tipo capaz de pasar página. ¿Quién que estuviera realmente enamorado podría superar en un año haber matado a su pareja por error?

No era un asunto baladí. La defensa se empeñó mucho, y eso ha sido clave para ir desmontando las tesis del fiscal, en demostrar que Oscar y Reeva no pasaban una crisis y eran dos enamorados cuando sucedió todo. En este año y medio de purgatorio del atleta se le ha lapidado públicamente cada vez que ha salido a tomar una copa con amigos y con más virulencia cuando los testigos llegaban a afirmar, como así sucedió, que hasta intentaba tocar el culo de alguna de las jóvenes con las que se divertía en exceso algo pasado de alcohol.

Porque diga lo que diga la juez, por desgracia de los juicios sociales paralelos, a Pistorius le quedará soportar de por vida la duda de qué pasó aquella noche. Y tras cada sonrisa y cada novia que tenga habrá siempre alguien, aunque hayan pasado muchos años que diga, ¿no es ese el atleta sin piernas que le pegó cuatro tiros a su novia? Y recordará lo que una de las mejores amigas de Reeva se acercó en una jornada del juicio a susurrarle al oído: ¿Cómo puedes dormir por la noche?

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