El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) continúa presentando el ciclo de entrevistas con profesionales del área de la comunicación, como un aporte en el necesario esclarecimiento de conceptos, pero también para develar los intereses que se esconden detrás del Proyecto de Ley de la Comunicación Social.
Desde su oficina en la dirección de Postgrados de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Marcelino Bisbal se muestra optimista. Espera que reine la sensatez y que el “proyecto Guisandes”, como ha sido denominado, no avance. “Esa discusión hay que darla, pero no con un Gobierno con estas características, de corte neoautoritario, que no tiene cultura democrática, que siempre ha considerado a los medios de comunicación social, y particularmente a los periodistas, como peligrosos”, dijo.
—¿Es necesaria una modificación, una actualización, a la Ley del Ejercicio del Periodismo actual?
—Yo sí creo que esa discusión hay que darla, pero yo no la daría nunca en este momento y estando este Gobierno.Yo creo que es abrir una válvula peligrosísima con un gobierno que no tiene cultura democrática.
—¿En caso de que cambie la Asamblea en las elecciones parlamentarias de 2015?
—Habría que pensarlo en ese momento y ver cómo está la correlación de fuerzas. Esa discusión hay que darla, pero no con un Gobierno con estas características, de corte neoautoritario, que siempre ha considerado a los medios de comunicación social, y particularmente a los periodistas, como peligrosos. Para un gobierno con estas características y con un manejo tan ineficiente de las políticas públicas, por supuesto que son peligrosos porque son los que visibilizan, los que ponen al descubierto, los que transparentan todo. Entonces, acallar a los comunicadores sociales es un objetivo; de hecho, si uno lee el Plan de la Patria, o el nuevo mapa estratégico cuando el Gobierno ganó el referendo revocatorio, o el primer plan socialista Plan Simón Bolívar, allí hay acotaciones bien particulares sobre el tema de los periodistas y de los comunicadores. El propio presidente Nicolás Maduro ha tenido alocuciones muy fuertes, inclusive cuando el Día del Periodista él habló de que en Venezuela había que instaurar un nuevo modelo comunicacional. Entonces, con un Gobierno así, además con una Asamblea Nacional mayoritariamente gubernamental, que hacen y deshacen, pues yo esa discusión no la plantearía de ninguna manera.
—¿Qué evaluaciones ha hecho al Proyecto de Ley presentado por Gastón Guisandes?
—El proyecto no tiene por donde agarrarse. Sin ir más allá, sin meterme con el tema del contenido, formalmente está muy mal redactado. La exposición de motivos es toda ella de carácter filosófico y sociológico, tratando un tema que ya el profesor Pasquali en “Comunicación y cultura de masas” y “Comprender la comunicación” lo había resuelto. Definitivamente esa exposición de motivos lo que te viene a decir es que todos los humanos, en cuanto a seres racionales, somos comunicadores; por lo tanto, te dice, al ser comunicadores, todos tenemos el derecho de comunicar cosas. Nadie niega ese derecho, lo que pasa es que la exposición de motivos no establece la diferencia entre la comunicación, en cuanto a proceso social, y la información, en cuanto producto comunicativo. Claro, al no establecer esa diferencia todo lo que viene después es un desaguisado, resulta ya evidentemente bien contradictorio.
Después de la exposición de motivos la ley es muy contradictoria porque arremete contra el proceso de agremiación, pero a su vez crea un gremio, que es el Colegio Nacional de Comunicadores, con capítulos regionales, donde además los que se inscriban en ese gremio tienen que cotizar para su funcionamiento económico. Entonces uno dice ¿bueno en qué quedamos? ¿Estamos en contra de la agremiación y además creamos un gremio? Allí hay una evidente contradicción.
También hay dos artículos que me parecen tanto o más peligrosos que el tema de la agremiación y la profesionalización universitaria: el artículo 17 y el artículo 18. El 17 obliga a que todo periodista o comunicador social, a que cuando informe sobre algún acontecer donde estén involucradas personas, esas personas conozcan de antemano qué es lo que se está informando, lo cual es un absurdo. Eso no puede ser. Y luego el artículo 18 que habla de que no se puede informar sobre “causas irrelevantes”, y ellos lo ponen entre comillas. ¿Y quién determina lo que son “causas irrelevantes”? Son de esas cosas tan subjetivas que este Gobierno ha dejado colar en otras leyes, como la Ley Resorte y la Ley Orgánica de Telecomunicaciones. Esos dos artículos me parecen muy peligrosos.
—Justamente ocurre esto después de la Ley Resorte, limitaciones con la publicidad y el papel, el cierre y la compra de medios…
—Nosotros hemos contabilizado más de 20 leyes que tienen que tocan directa e indirectamente el tema de la comunicación social. En Venezuela, en la era democrática, hemos tenido dos gobiernos que le han dado una gran importancia al tema de la comunicación: Primero fue el gobierno del ex presidente Pérez, en su primera gestión del 74 al 79; y luego un segundo gobierno, con un carácter muy censurador e intimidador, que es el gobierno de Chávez, y que éste (el de Nicolás Maduro), de alguna manera ha seguido esa línea política. No ha sido causal que en estos 17 meses que llega el gobierno de Nicolás Maduro, la estructura comunicacional del país, en cuanto a la propiedad de medios, ha cambiado sustancialmente. Estos han seguido otra conducta: ya tenemos una plataforma jurídica que limita bastante el tema de la información, pero tenemos medios que son adversos a nosotros; entonces comprémoslos. Pero lo hacen a través de testaferros. Entonces vemos los cambios de línea informativa en Últimas Noticias, empezamos a ver los cambios en las primeras planas del diario El Universal, primero vino el caso de Globovisión, Venevisión y Televén están muy autocensurados… Hay una conducción política distinta, entonces es preocupante la situación.
—En caso de avanzar una reforma a la Ley, ¿qué elementos deberían entrar en discusión?
La formación del periodista y del comunicador hay que someterla a debate. La Ley del Ejercicio del Periodismo a lo mejor hay que reformularla. Desde 1994 hasta el día de hoy han pasado muchas cosas en el mundo de la comunicación social, y sobre todo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El gran tema a discutir es información versus comunicación. Todos somos comunicadores, pero la información es un producto comunicativo que elabora un profesional de la comunicación, que ha sido formado para eso. A lo mejor la discusión hay que darla al interior de las universidades conjuntamente con los gremios. Pero ir más allá yo no me atrevería. No lo haría pues sería abrir una llave que el Gobierno puede aprovechar.
—¿Qué sectores deberían participar o ser tomados en cuenta en una reforma a la Ley?
—Primero, todos los sectores que están involucrados en el proceso de lo que yo llamo el producto comunicativo, que es la información: los comunicadores sociales, a partir de los gremios que en este momento nos representan. En segundo lugar creo que las audiencias deberían estar representadas hoy más que nunca. Cuando digo audiencias digo lectores, radioescuchas y televidentes. En otros países las audiencias tienen organismos que la representen; en Venezuela, no. La Ley de Responsabilidad Social intentó con un comité de usuarios, Pero de alguna manera habría que ver cómo participan estas audiencias, bien a través del sector educativo, por supuesto que el mundo político y el mundo gubernamental también; pero donde ninguno de los sectores que participen en ese proceso de discusión o de reforma, pise al otro usando el mecanismo de la aplanadora, sino que haya equilibrio en igualdad de condiciones. Incluso las iglesias. Eso no puede ser un cenáculo solamente de expertos y de comunicadores. Ahí tienen que estar todos los sectores.
—¿Cuál cree usted que deben ser los métodos de lucha por parte de los periodistas y del gremio?
—Primero crear un clima de opinión pública que logre desmontar los desaguisados y el pasticho que significa este Proyecto de Ley. Ese clima de opinión pública yo creo que hay que motivarlo en las escuelas de comunicación social, que es donde se forma el futuro profesional.
—¿Qué papel debe jugar la Academia en esta discusión?
—La Academia debe orientar. Aunque en los últimos años, dada mi experiencia, a veces creo poco en la Academia porque siempre llega tarde a las cosas. Pero, bueno, es el espacio que tenemos, donde se forman nuevos comunicadores. Yo creo que si ese proyecto de ley avanza -que yo creo que no va a avanzar; uno pudiera pensar que este ha sido un trapo rojo para generar una discusión ocultando otro tipo de problemas serios que tiene el Gobierno en el plano económico, político y social- es en la Academia, y la Academia debe tomar parte activa en esa discusión. Aunque el proyecto no avance, es un indicio más de que por ahí pueden venir los tiros si este proceso político continúa en el tiempo. Lo que no se le puede es dejar solo al gremio en esta discusión. Yo creo que las escuelas deben buscar a los gremios, y los gremios deben buscar a las escuelas. Prensa SNTP