Al periodista y escritor cubano Ismael Cala, una de las estrellas de CNN en Español, no le han contado cuán duro es el éxodo, lo ha vivido en carne propia y por eso defiende que cada sociedad debe ocuparse de brindar un futuro prometedor para los niños en su propio país. EFE/Ivonne Malaver
En una entrevista con motivo de la campaña “25 líderes, 25 voces por la infancia”, lanzada por Unicef y Efe para resaltar los 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, Cala habló de las familias enteras de América Latina que todavía se ven obligadas a dejar sus países por problemas económicos, políticos y de violencia y de los riesgos que esos viajes entrañan para los niños, más aun cuando los hacen solos, como muchos centroamericanos.
Cada sociedad debe plantearse qué puede hacer “para ayudar a que esta realidad no siga pasando y que estos niños tengan un futuro prometedor en sus países”, señala.
Él mismo dejó su país con destino a Canadá, de donde luego se trasladó a Estados Unidos, y desde entonces no ha regresado a Cuba.
Desde hace tres años conduce “Cala”, un programa semanal de entrevistas por el que han pasado las figuras más relevantes de América Latina.
PREGUNTA: ¿Qué recuerda especialmente de su infancia?
RESPUESTA: Una gran maestra, Nilda G. Alemán, que todavía vive en mi natal Santiago de Cuba, le cambió el rumbo a mi destino, a mi vida. Esta señora llegó a mi aula de cuarto grado y nos inició en un círculo vocacional de radio. A partir de ahí mi interés de ser como mi padre, ingeniero químico, decayó y la balanza realmente pesó más hacia lo de comunicador. Yo le agradezco que ella haya le dado un giro a mi vida hasta lo que hoy soy a los 45 años.
P: ¿Como periodista e inmigrante cómo analiza la crisis humanitaria de niños inmigrantes centroamericanos que están cruzando solos la frontera entre México y Estados Unidos?
R: Es alarmante este éxodo masivo desde Centroamérica de menores que se exponen a perder sus vida. Vienen en busca de una salida de problemas como, por ejemplo, la inseguridad social, el tema de la reclusión forzada que hacen muchas de estas bandas de delincuentes y organizaciones criminales de muchos países centroamericanos. Esa es una triste realidad que no sólo le compete a Estados Unidos sino a cada uno de los países centroamericanos y a México, que es el paso y trampolín. Es una cruda realidad que quisiéramos ver que va en descenso, pero al contrario, todos los días se va incrementando.
P: La Convención sobre los Derechos del Niño cumple 25 años este 2014, ¿Cuál cree que sea la importancia de este acuerdo vinculante?
R: Creo que la Convención ha servido para ir creando una conciencia a nivel internacional, es importante que se siga hablando del tema sobre todo cuando tenemos en nuestra realidad el tema de la desnutrición, que está tan presente, el tema de la obesidad infantil, el tema de la inmigración de menores no acompañados de Centroamérica a la frontera con Estados Unidos, y todos esos son derechos universales recogidos en la Convención que es importante que nosotros fiscalicemos que los gobiernos de estos Estados estipulen y se puedan cumplir.
P: ¿En qué se debe poner el énfasis ahora?
R: Creo que en las crisis que todavía siguen existiendo en nuestros países latinoamericanos. Yo diría, por ejemplo, el tema de la violencia es importantísimo sobre todo en países centroamericanos a los que visito frecuentemente y veo la realidad de muchas familias preocupadas porque no hay opciones para estos niños que no sea aspirar a ganar el dinero de una manera rápida al ser reclutados por “maras” o grupos de crimen organizado, y lamentablemente los gobiernos todavía no han hecho lo suficiente para contrarrestar esta tentación del mal.
P: Pero en América Latina hay otros tipos de violencia y otras crisis, ¿Cuáles son?
R: Está también el tema de la violencia familiar, hay muchos de nuestros países donde los niños siguen siendo víctimas, y no sucede como en Estados Unidos que hay una educación donde muchos niños saben que pueden llamar al 911 (la Policía) si el papá o la mamá les están violando sus derechos. Eso todavía no ha llegado del todo a Latinoamérica.
Otro de los temas es la desnutrición, en muchos de nuestros países hay una disparidad en la distribución de la riqueza enorme y eso se ve en lo que los niños pueden llevar a la mesa. Hay muchos otros frentes abiertos, por ejemplo, se cumplen 20 años de la salida de balseros cubanos, esto también es un tema, gobiernos autoritarios que todavía tenemos en América Latina, que obligan a muchas familias a exponer a niños a tener que escapar, en ese caso en Cuba en alta mar.
Y también la obesidad, que afecta a Estados Unidos, México y otros países latinoamericanos, y es una cuestión cultural y de concienciar, por ejemplo, que los niños con cacheticos gordos no son necesariamente los más sanos.