El cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos estuvo recientemente en nuestro país para ofrecer un seminario y compartir su visión del oficio con colegas periodistas y lectores. Su visita coincidió con el despido de la caricaturista Raima Suprani del diario El Universal, hecho que calificó de “triste y vergonzoso”, y que citó como vivo ejemplo de la campaña sistemática que ha desplegado el Gobierno para acabar con la prensa libre. Por Luisa Mendoza Pérez
Como se recordará, el detonante del despido de Raima fue una caricatura en la que refleja el resultado del gobierno revolucionario -representado con la firma del fallecido presidente Hugo Chávez- en materia de salud: un paro cardíaco.
Para Salcedo Ramos ningún país es viable sin un periodismo serio, responsable, que ejerza veeduría sobre los gobiernos y que sea garante de los derechos de los ciudadanos.
Al esbozar parte de las restricciones con las que deben lidiar los comunicadores venezolanos para ejercer su profesión, Salcedo Ramos dio muestra de que la situación que atraviesa la prensa ha cobrado repercusión fuera de nuestras fronteras, por lo que insistió en la necesidad de trabajar en equipo y apelar a organismos internacionales que permitan hacer visible el problema que atenta contra las libertades ciudadanas.
“La rabia de los gobiernos autoritarios debe ser tomada por los periodistas independientes como una señal de que están haciendo bien su trabajo. Si lo hicieran mal, el tirano no movería cielo y tierra para despedirlos sino que los condecoraría”, reflexionó.
El éxodo de periodistas venezolanos no es gratuito. En palabras de Salcedo Ramos esto es consecuencia directa del estrangulamiento financiero de la prensa libre, el cierre de plazas de trabajo, la mordaza, la inestabilidad laboral y la polarización por razones políticas. Ante esta premisa, no dudó en ofrecer su diagnóstico: “El panorama me pareció desalentador”.
Sin embargo, no ocultó su admiración por aquellos periodistas que persisten en su labor de hacerse oír, a pesar de todo. Tal es el caso de Tamoa Calzadilla, César Batiz, Laura Weffer y Carjuan Cruz, quienes recientemente fueron galardonados en Medellín con el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, por el trabajo publicado en Últimas Noticias en febrero pasado, titulado “Sucesos del 12F. Con armas cortas atacaron a manifestantes”, que estuvo a punto de ser censurado por la gerencia del periódico, pero que logró ser publicado días después gracias a la vehemencia con la que la sala de redacción en pleno exigió que saliera a la luz pública.
Conceptos de “revolución” y “perpetuación en el poder” son contradictorios Asimismo, el reconocido cronista criticó las continuas interrupciones que el Gobierno venezolano suele hacer en la señal abierta de radio y televisión.
“Eso de que el gobierno interrumpa cuando le da la gana la programación de las cadenas radiales y televisivas para difundir sus proclamas políticas, o que tenga una lista de palabras que no se pueden decir porque generan multa, es francamente ridículo y peligroso”, aseveró Salcedo Ramos al tiempo que explicó que los conceptos de “revolución” y “perpetuación en el poder” son contradictorios.
“¿Cómo puede hablar de revolución un grupo político que se enquista en el gobierno a reproducir los mismos vicios políticos que antes criticaba? Ejercer el periodismo en medio de semejante atmósfera represiva es muy complicado: o te callan a la fuerza o te asfixian económicamente”, lamentó.
El periodista barranquillero tiene la convicción de que la prensa libre es una necesidad y no un lujo. Esto lo refirió al pulsar su opinión acerca de las restricciones que enfrentan los comunicadores venezolanos para acceder a documentación de carácter público en diversas oficinas gubernamentales. Realidad que contradice lo que estipula la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 13, en el que se detalla:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
El derecho a la información y a la expresión consagrado en el Pacto de San José de Costa Rica constituye una de las condiciones básicas de todo Estado que precie llamarse democrático, ya que el respeto a esta norma está asociado con la contraloría que todo pueblo debe ejercer sobre sus gobernantes.
Al respecto, Salcedo Ramos señaló que “el impedimento de acceder a documentos oficiales revela el talante autoritario del gobierno. Maduro no quiere prensa libre sino cajas de resonancia”.
Justo aquí es preciso recordar lo que en reiteradas ocasiones ha afirmado el periodista colombiano. “No hay manera de acabar con la verdad” ya que, a su juicio, quien trate de silenciarla solo servirá de caja de resonancia del hecho que se empeña en esconder.