La polémica refinería Abreu y Lima, que comenzó a ser construida hace siete años en el noreste de Brasil y cuyo presupuesto se multiplicó casi por 10, comenzó a operar parcialmente este mes, informó el jueves la estatal Petrobras.
Petrobras comenzó en 2007 a construir en solitario la inmensa refinería Abreu y Lima, en el puerto de Suape (estado de Pernambuco), la primera que Brasil construye en 30 años y que inicialmente había sido proyectada con la estatal venezolana PDVSA.
A partir de 2015, cuando se concluya la segunda fase de las obras, la refinería tendrá capacidad para procesar 230.000 barriles diarios de petróleo pesado; el diesel que podrá producir equivale a 17% de la demanda nacional.
Un acuerdo negociado entre el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez señalaba que PDVSA tendría un 40% de participación en la obra.
Pero la promesa venezolana nunca se cumplió, y en 2013 Petrobras renunció finalmente a una sociedad con la estatal venezolana.
El presupuesto de Abreu y Lima fue revisado al alza varias veces, de 2.300 millones de dólares a 20.000 millones, lo cual es investigado por la justicia, el Congreso y el Tribunal de Cuentas de Brasil.
El exdirector de Refinación y Abastecimiento de Petrobras entre 2004 y 2012, Paulo Roberto Costa, acusado de lavado de dinero y actualmente en prisión domiciliaria, es sospechoso de haber desviado recursos destinados a la refinería.
La justicia brasileña ha ordenado levantar el secreto bancario de Petrobras y de Costa para investigar contratos firmados con las empresas que participaron en las obras.
Petrobras pagó millones de dólares de más a empresas contratadas para las obras, determinó en setiembre un informe del Tribunal de Cuentas. El TCU recomendó el miércoles suspender parte de los pagos adeudados a empresas constructoras que participaron en las obras de Abreu y Lima.
A cambio de una reducción de su pena, Costa ha denunciado un esquema de sobornos a decenas de legisladores del gobernante Partido de los Trabajadores (izquierda) y de dos partidos aliados, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centro) y el Partido Progresista (PP, centro), a través de la sobrefacturación de contratos de obras con Petrobras. Sus denuncias aún no han sido probadas.
AFP