La pretendida venta de Citgo es un desastre estratégico, económico y político. Es un desastre estratégico porque le restaría presencia a PDVSA en el mejor mercado para productos petroleros en el mundo y, además, porque se estaría tratando de llevar a cabo en un momento cuando los márgenes de refinación en USA han caído y los compradores no estarían dispuestos a desembolsar la cantidad pedida por el vendedor, unos $10.000 millones. Es un desastre económico porque Citgo da dividendos y su liquidación llevaría, en poco tiempo, a Venezuela a quedarse sin el chivo (la propiedad) y sin el mecate (el dinero de la venta, a ser dilapidado por el gran payaso). Político, porque revela a la región, especialmente a los países parásitos del dinero petrolero venezolano, que PDVSA está raspando la olla, que es una empresa en serios problemas financieros. Ya Morales y Correa están tratando de volar solos y la Cuba de Raúl Castro se acerca melosamente a los Estados Unidos, en previsión del colapso final de PDVSA.
Esta pretendida venta ha creado una estampida entre empleados de la empresa y ha desatado una pugna interna por los restos del botín. Las noticias que llegan desde Houston sobre CITGO apuntan a esa pugna, bastante enconada entre grupos que tienen, cada cual, su agenda propia para derivar máximos beneficios del desmoronamiento corporativo de PDVSA y de la posible venta de Citgo.
Existe un enfrentamiento entre Nelson Martínez, presidente de la empresa Citgo, por un lado, y el Presidente de PDVSA, Eulogio del Pino y el Director de PDVSA, Jesús Luongo por el otro. Estos dos últimos son partidarios de vender a CITGO a través de Lazard, venta que generará gran cantidad de dinero sujeto a comisiones para Lazard. Por cada mil millones de dólares que obtenga la venta Lazard se quedaría con unos $10 millones de comisión, además del pago de @100.000 al mes que se le está haciendo desde hace algunos meses, según contrato firmado por Jesús Luongo. Sería deseable averiguar cómo se hizo la firma de ese contrato , si hubo un proceso de selección de empresas o si la empresa Lazard fue elegida a dedo, como se hacen casi todas las cosas en la PDVSA roja. Por su parte, el presidente de Citgo, Nelson Martínez, no desea la venta porque perdería una posición de poder y de control sobre actividades que manejan mucho dinero, como Suministro, Procura y Contratación.
La gerencia de compras de Crudo de Citgo es una área donde se ventilan grandes contratos. Ha habido cambios en la dirección de ese grupo, entrando un nuevo gerente, Jorge Toledo, de confianza de Martínez.
Me reportan también que un contrato sin licitación para venta de gasolina de aviación parece haberse otorgado a una empresa venezolana manejada por alguien de apellido Martínez, un apellido que es común en Venezuela, por lo cual no es posible saber si se trata de un familiar del presidente de la empresa. Esta sería una orden del presidente de la empresa, transmitida a través del empleado de su oficina Gustavo Cárdenas. Sin prejuzgar, solo para mantener la debida transparencia en estos asuntos, sería conveniente que PDVSA investigara la existencia de este contrato a quien se le ha otorgado y por qué fue asignado sin licitación, si es que ese ha sido el caso.
El ministro Ramírez parece haber ordenado, antes de su salida, la inclusión en nómina de CITGO de algunos amigos, incluyendo a un capitán de Aviación de apellido Maldonado. Esperemos que no sea como Pastor.
Como los niños malcriados que destrozan sus juguetes el régimen venezolano está destruyendo todo lo que tiene todavía algún valor para Venezuela, lo material y lo espiritual.