Hasta ahora, los geles (vaginales o anales) con antivirales no funcionan en humanos como en el laboratorio. De hecho, 30 años después de la aparición del sida, no hay ni un microbicida (el nombre técnico de estas cremas) en el mercado. Un estudio que publica Science Translational Medicine explica por qué los geles no actúan como se esperaba. Y la respuesta está en la propia composición del semen. Este contiene unas fibras de amiloides (unas proteínas) que atrapan a los virus, los concentran y, por tanto, aumentan su infectividad, publica El País.
El trabajo, que ha dirigido Jan Munch, de la Universidad de Ulm, ha comparado la infección en células humanas cuando se las exponía directamente al VIH o se las ponía en contacto con semen que tenía el virus en presencia de un microbicida. El resultado es que la tasa de infección en el segundo caso llega a multiplicar por 10 la del primero. En una segunda parte se comparó lo que ocurría con células expuestas directamente al virus y otras en presencia del esperma producido por hombres con una obstrucción de los conductos seminales. El resultado fue los microbicidas tenían la misma tasa de éxito, y la infectividad era igual.
Munch apunta que esto puede suponer un cambio en los ensayos de estos tratamientos: para mejorarlos tendrían que actuar no solo contra el VIH, sino también contra las fibras de amiloide que los agrupa.