En los últimos años ha habido una explosión del yoga, ampliando la oferta desde “doga”, el yoga para perros, al ganja yoga (para fumadores de marihuana), entre otras práctica heterodoxas. Paralelamente también se han implementado varias escuelas que ofrecen clases de yoga al desnudo. Algunas personas piensan que esta versión es innecesaria y sólo apela al morbo; otras que es una forma ideal para cobrar mayor conciencia del cuerpo y entrar en un estado de mayor comodidad y aceptación de la sexualidad.
El Huffington Post narra la experiencia de una mujer que ha experimentado con clases de yoga al desnudo en Londres, superando la incomodidad inicial para cosechar los beneficios. Uno de ellos al parecer tiene que ver con una cierta mejoría de la vida sexual.
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