El descontento manifestado en las calles es algo que difícilmente alguien hubiese podido predecir. El 12 febrero 2014 parecía ser una protesta más, pero algo que aún desconocíamos estaba a punto de suceder. El sentimiento de los jóvenes al ver el futuro desvanecerse, nos hizo salir a las calles a reclamar un cambio en el rumbo de nuestro país.
Tras horas de haber culminado las concentraciones en muchos estados, aún continuaban jóvenes en las calles. Nadie había previsto que el protestar en contra de un gobierno, era razón suficiente para poder arrebatarle la vida a una persona. El caso de Bassil Da Costa, quien fue el primero de la larga lista de estudiantes asesinados, nos hizo entender que estábamos frente a un régimen totalitario.
Mientras se esparcía el rumor en las redes sociales que dos jóvenes, Bassil Da Costa y Robert Redman, habían sido asesinados en Caracas, tras las protestas, al encender nuestra televisión, en los canales nacionales sólo podíamos observar a Nicolás, en lo que parecía un desfile de carnaval, entre motorizados haciendo “moto-piruetas” y fuegos artificiales. Fue la gota que derramó el vaso en la indignación de los venezolanos.
El descontento fue tal que el 13 de febrero en la mayoría de los estados continuaron las protestas de manera espontánea, los jóvenes en las calles exigíamos una respuesta a los hechos sucedidos y la respuesta que conseguimos fue intolerancia a la protesta, represión, más cadenas que solo buscaban ocultar la realidad que se vivía en las calles, más jóvenes detenidos y asesinados.
Hoy en días muchos de los jóvenes que fueron detenidos durante las protestas, continúan en una celda, aislados de su futuro, de su familia y de su educación, por la simple razón de exigir un cambio para Venezuela.
En los primeros días de lo que debería ser uno de los meses más felices del año, el mayor deseo que tenemos es que esos jóvenes que continúan privados de libertad por el delito de exigir mejoras para nuestro país, puedan tener la oportunidad de ser libres poder compartir en familia la cena de navidad y año nuevo.
Tampoco podemos olvidar a las personas que perdieron su vida durante esta lucha. Hoy más que nunca su lucha se encuentra vigente y muchos pasos más cerca del cambio que tanto buscamos, sin duda no ha sido facil, ni lo será, pero estamos seguro que Venezuela cambiará
En esta fecha especial que compartimos en familia, me hago solidario con todas las madres venezolanas que han perdido un hijo por culpa de la inseguridad o por la simple razón de luchar por mejor país.
Aarón Andrés Rodríguez Moro – @rodriguezaaron