Esta columna, que publicamos hoy, no la escribí yo. El texto que sigue a continuación lo escribió el Dr. Ernesto San Blas, investigador del IVIC, a quien le ofrecí este espacio semanal para que explicara a todos los venezolanos lo que sucederá si las “mentes brillantes” del PSUV reforman la Ley que regula a este organismo.
Mi abuela Julia, allá en Barcelona, Anzoátegui, solía hacer la siguiente pregunta, cuando se daba cuenta que alguien hablaba de lo que no sabía: “¿Qué sabe burro de chicle bomba?”. Eso es exactamente lo que hay que preguntar a los diputados del PSUV y al vicepresidente Jorge Arreaza que son los que están detrás de la destrucción del IVIC.
Aquí el texto del Dr. San Blas:
“El 18 de noviembre de 2014, la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión, una propuesta de reforma de la ley del IVIC para ser sustituido por el Instituto Venezolano de Investigación, Tecnología e Investigación (IVECIT) con argumentos que nada tienen que ver con fortalecer la institución bandera de la ciencia en Venezuela.
En la exposición de motivos de este proyecto de ley, se argumenta que el mismo ha sido fruto de ingentes consultas previas, tanto a los proyectistas técnicos como al componente político y al “poder popular”. Sin embargo, ni el director, consejo directivo o trabajadores del IVIC fueron consultados, produciéndose así una nueva violación al marco jurídico nacional con respecto a la democracia participativa y protagónica que tanto se menciona a la hora del proselitismo. Si bien, el IVIC pertenece a todo el país, la consideración de las opiniones de sus trabajadores tanto técnicas como de funcionamiento, debió ser considerada a la hora de realizar la propuesta de reforma.
Para justificarla, el Dip. Guido Ochoa presidente de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación (PSUV) sostuvo que “No es la ciencia para regodearse en ella, sino la ciencia al servicio del pueblo, al servicio de la liberación, al servicio de la soberanía de nuestro país. Esos son los elementos fundamentales de la transformación del instituto”. El IVIC desde su fundación no sólo ha sido una institución abierta a todos los venezolanos, sino que toda su investigación ha estado fundamentada en la producción de conocimientos para el desarrollo nacional y solución de problemas que aquejan al venezolano.
En sus casi 56 años el IVIC ha cumplido con excelencia los objetivos para los cuales fue creado (e incluso cumple con lo propuesto en la reforma de la ley). Sus resultados científicos y desarrollos tecnológicos han contribuido enormemente con el desarrollo del país. Entre los éxitos alcanzados por las investigaciones del IVIC podemos mencionar (entre muchos) que la harina para las arepas que se comen en cada una de nuestras mesas está fortificada con hierro y vitaminas gracias a investigaciones hechas en el IVIC; la Orimulsión fue un desarrollo concebido en el IVIC para poder transportar los crudos extrapesados de la faja petrolífera del Orinoco; la primera (y única) planta de derivados sanguíneos fue desarrollada por científicos del IVIC e incluso el Laboratorio de Terapia Celular, que acaba de ser galardonado (28/11/2014) con el premio nacional de Ciencia Tecnología e Innovación por, entre otras cosas, aplicar tratamientos gratuitos con células madres.
De los laboratorios del IVIC, salieron ingentes y motivados investigadores que fundaron instituciones tan valiosas como INTEVEP, IDEA y Fundación de Instituto de Ingeniería. La escuela de postgrado del IVIC ha formado cientos de estudiantes de cuarto nivel (doctores y magister) en Venezuela y otros países, e incluso es la única escuela de postgrado del país que beca a todos sus estudiantes. Sus egresados hoy engrosan las filas de universidades y centros de investigación de todo el planeta y son considerados como científicos de primera línea.
Con la reforma propuesta se menoscaba la carrera académica, beneficios sociales, desaparece el postgrado y se menosprecia la investigación de calidad sustituyendo esta por una “ciencia artesanal” sin ningún tipo de evaluación. El IVIC ha sido la institución bandera de la investigación científica en el país, que siendo una institución relativamente pequeña genera en promedio el 19% de las publicaciones científicas del país en muchas áreas del conocimiento (medicina, farmacia, ecología, antropología, matemáticas, química, física, entre otras).
Resulta incomprensible que sea necesario destruir una institución de tan alto nivel científico y tecnológico. Destruir al IVIC es una traición a los mejores intereses de Venezuela. La reforma de la Ley del IVIC traerá como consecuencia la eliminación de la actividad científica tal y como está concebida en todo el mundo (incluso en los países aliados de Venezuela). Las propias universidades nacionales serán afectadas por estas medidas, debido a la enorme cantidad de trabajos de investigación que se llevan a cabo conjuntamente con el IVIC. Además, quién sabe si este ensayo abrirá la tan ansiada (para el gobierno) reforma universitaria unilateral que dé al traste con la poca libertad de pensamiento que tenemos. Con la desaparición del IVIC quedaremos una vez más rezagados en el concierto mundial y perderemos otra oportunidad para el desarrollo del país”.
Sólo le haré la misma pregunta que hacía mi abuela Julia al vicepresidente Arreaza: ¿Qué sabe burro de chicle bomba?
SC. 05 de diciembre de 2014
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