A pesar de las leyes que protegen la privacidad, las tiendas de juguetes, cadenas de restaurantes de hamburguesas y otros negocios están reteniendo información sobre los menores de edad mediante aplicaciones de los teléfonos celulares, dicen activistas y expertos.
No queda claro si los fabricantes de las aplicaciones piden autorización de los padres primero —como lo exige la ley— o si se la pasan directamente a las agencias de publicidad y mercadeo, pero si uno prefiere mantenerse anónimo, hay pocas opciones: escudriñar cada palabra de los contratos de privacidad de las aplicaciones o apagar el teléfono celular y arriesgarse a perder la función del aparato.
“Los niños son un mercado sumamente lucrativo, especialmente para las aplicaciones”, declaró Jeff Chester, director ejecutivo del Centro para la Democracia Digital. “Desafortunadamente, todavía hay compañías que están más interesadas en generar ganancias que en proteger la privacidad de los pequeños”.
Mucha gente ya está acostumbrada a dar sus datos personales a cambio de la conveniencia de tener aplicaciones en sus dispositivos móviles, pero ¿cómo está siendo usada esa información? Chester y otros activistas en defensa de los consumidores sostienen que las cadenas de comida rápida están invirtiendo en publicidad en medios digitales, especialmente orientada para hispanos y negros. Advierten además que los datos obtenidos de teléfonos celulares pueden combinarse con datos obtenidos por otras vías, como el precio de la vivienda, la raza o el nivel socio-económico, de tal manera que se estén violando leyes de otorgamiento de crédito. Un sitio llamado PrivacyGrade.org halló que muchas aplicaciones favoritas para los niños, como Talking Tom y Fruit Ninja, recaban datos de maneras insospechadas.
Ante la necesidad de proteger la privacidad de los niños, la Comisión Federal de Comercio modificó en 2013 una ley que protege el derecho a la privacidad de los menores en internet, de tal manera que ahora se exige que el programador de la aplicación reciba la autorización del padre o representante para recabar los datos de cualquier persona menor de 13 años de edad. Ello incluye información como los datos que identifican a un teléfono celular específico, el número telefónico o la ubicación geográfica del dispositivo.
“Esto le ha cambiado la situación a las empresas que están decidiendo si dirigir iniciativas de mercadeo hacia menores”, dijo Michelle De Mooy del Centro para la Democracia en Tecnología. “Y eso es algo positivo”.
Sin embargo, ante cálculos de que habrá 3.500 millones de teléfonos celulares con acceso a internet en los próximos cinco años, no hay manera en que los reguladores puedan revisar una y cada una de las aplicaciones que son inventadas cada día.
Desde que entró en vigencia la nueva ley, la Comisión Federal de Comunicaciones ha iniciado sólo dos procesos contra aplicaciones de teléfonos celulares. En septiembre pasado, la comisión anunció que Yelp Inc. aceptó pagar 450.000 dólares y que TinyCo. pagará 300.000 dólares ante acusaciones de que recabaron a sabiendas datos de menores de edad por vía de las aplicaciones.
“Nuestro objetivo definitivo es hacer cumplir la ley”, declaró Kandi Parsons, abogada del departamento de protección del consumidor de la Comisión Federal de Comunicaciones, pero “ello no predomina sobre nuestro objetivo de procesar a las empresas que violan la nueva ley de internet… si vemos una infracción, procesaremos a esa aplicación”. AP