El gobierno de Estados Unidos ejerció prácticas brutales contra sospechosos de terrorismo al aplicar técnicas de interrogación que convirtieron a las prisiones de la CIA en cámaras de sufrimiento y no hicieron más seguro al país luego de los ataques del 11 de septiembre, informaron el martes investigadores del Senado.
El informe sobre tortura elaborado por la comisión de inteligencia del Senado, que tardó años en prepararse, acusó a la CIA de engañar a sus jefes políticos en torno a lo que hacía con los prisioneros en sus “sitios negros” y al país acerca de la efectividad de sus técnicas.
El informe fue el primer recuento público de las tácticas empleadas luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y describe actividades mucho más drásticas de las que anteriormente se conocían.
Entre los métodos utilizados estaban encierro en pequeños cofres, privación de sueño durante semanas, ahogamiento simulado, golpes, así como amenazas de muerte daño o violación sexual a los familiares de los detenidos.
El informe provocó repulsión en algunos legisladores, mientras que otros pusieron en duda su veracidad, y adicionalmente hubo un duro debate en torno a la conveniencia de haberlo divulgado.
El senador republicano John McCain, quien fue prisionero de guerra en Vietnam y fue sometido a torturas, rompió filas con sus compañeros de partido al dar la bienvenida al informe y respaldar sus hallazgos.
“Concedimos demasiado en la expectativa de que la tortura nos daría mayor seguridad”, dijo en un discurso en el Senado. “Demasiado”.
El documento de 500 páginas dado a conocer el martes incluye el resumen y las conclusiones de un informe aún secreto de 6.700 folios.
El presidente Barack Obama dijo que las prácticas usadas en el pasado son “contrarias a nuestros valores” y prometió “continuar usando mi autoridad como presidente para asegurarme de que nunca más recurramos a esos métodos”.
Diane Feinstein, senadora demócrata por California, cuyo equipo elaboró el sumario, catalogó los hallazgos como una mancha en la historia del país.
“Bajo cualquier acepción común del término, los detenidos de la CIA fueron torturados”, dijo al presentar a los senadores un recuento amplio de las técnicas que la investigación enumera.
El informe señala que se usaron baños con agua helada, amenazas de muerte, la exposición al frío de prisioneros esposados y mucho más. Tres detenidos sufrieron una práctica de ahogamiento simulado conocida como “waterboarding”. Muchos de ellos desarrollaron problemas sicológicos como efecto de los abusos.
Pero las “técnicas de interrogatorio acentuadas” no dieron resultados en lo que realmente importaba, dice el informe en su conclusión más controvertida. Con despachos, correos electrónicos y transcripciones de entrevistas de la propia CIA refuta la justificación principal de la tortura: que se salvaron vidas estadounidenses y se frustraron conjuras terroristas.
En un comunicado, el director de la CIA, John Brennan, dijo que la agencia cometió errores y ha aprendido de ellos. También aseguró que técnicas coercitivas “generaron información de inteligencia que permitió frustrar ataques, atrapar a terroristas y salvar vidas”.
En una entrevista, George Tenet, quien en ese momento era director de la CIA, dijo: “Sabemos que el programa llevó a la captura de líderes de al-Qaida y los alejó del campo de batalla, lo que evitó ataques masivos y permitió salvar vidas de estadounidenses”.
Importantes republicanos como el líder del Senado, Mitch McConnell, estuvieron de acuerdo con esa posición. Otros, como el demócrata Harry Reid, estuvieron en desacuerdo. “No nos dio nada, excepto mala reputación”, dijo.
El informe, dado a conocer tras meses de negociaciones con el gobierno acerca de qué partes debían ser censuradas, fue dado a conocer mientras embajadas, instalaciones militares y embajadas reforzaban su seguridad en caso de que hubiera represalias antiestadounidenses.
A principios de este año, la senadora Feinstein acusó a la CIA de infiltrar los sistemas de computación del Senado en medio de una disputa por documentos, lo que provocó deterioro a las relaciones entre los investigadores y la agencia.
El presidente George Bush dio su aprobación al programa encubierto en 2002 y no fue informado de los detallas por la CIA sino hasta 2006. En ese momento, Bush expresó su molestia ante la “imagen de un detenido, encadenado al techo del cuarto, ataviado con un pañal y obligado a hacer sus necesidades físicas en sí mismo”.
Tras la detención en Pakistán de Abu Zubaydah, un operador de al-Qaida, en 2002, la CIA recibió autorización para usar ahogamiento simulado, privación del sueño, confinamiento en un espacio pequeño y otras técnicas. Funcionarios usaron otros métodos no autorizados, agrega el informe.
Al menos cinco hombres detenidos por la CIA recibieron “rehidratación rectal”, una forma de alimentación a través del recto. El informe señala que no había una necesidad médica para someter a los prisioneros a esa práctica.
Al menos a tres detenidos se les dijo que sus familias sufrirían y funcionarios de la CIA amenazaron con hacer daño a sus hijos, violar sexualmente a la esposa de uno de ellos, y degollar a la madre de otro hombre.
Zubaydah estuvo preso en una instalación secreta en Tailandia llamada “sitio verde” por el informe. Al principio, cuando autoridades de la CIA creían que tenía información acerca de un ataque inminente, Zubaydah fue enviado a aislamiento durante 47 días sin que se le interrogara. Más tarde se le aplicaron varias técnicas y posteriormente presentó problemas psicológicos.
No fue el único. En septiembre de 2002, en una instalación a la que se conoce como COBALT_el “pozo de sal” de la CIA en Afganistán_, los detenidos estaban aislados y se les mantenía en la oscuridad. En las celdas únicamente había un cubo para guardar sus desechos.
Redha al-Najar, quien fue guardaespaldas de Osama bin Laden, fue el primer prisionero en ser llevado ahí. Luego de un mes de privación de sueño, los interrogadores de la CIA se dieron cuenta de que el cautivo era “un hombre quebrantado”. Pero el trato empeoró, ya que las autoridades redujeron las raciones de comida, lo esposaban en el frío y le colocaban pañales en lugar de permitirle acceso a sanitarios.
Jalid Sheikh Mohammed, artífice de los ataques del 11 de septiembre, fue sometido 183 veces a ahogamiento simulado. En una ocasión se le aplicó por no confirmar la existencia de un plan que contemplaba un artefacto nuclear en un portafolios, un plan que la CIA dijo después era falso. En otra ocasión, su interrogatorio con ahogamiento simulado produjo una confesión fabricada sobre el reclutamiento de musulmanes negros en Montana.
Después de revisar seis millones de documentos de la agencia, los investigadores dijeron que no pudieron encontrar un ejemplo en el que las técnicas de interrogación acentuadas hubieran obtenido información de inteligencia que salvara vidas.
Un responsable especial de Naciones Unidas sobre derechos humanos y anti terrorismo dijo que debería procesarse a agentes de la CIA y otros cargos del gobierno estadounidense.
“El hecho de que las políticas reveladas en este informe fueran autorizadas a alto nivel dentro del gobierno estadounidense no presenta ninguna excusa en absoluto”, afirmó Ben Emmerson en un comunicado. AP