Cristiano Ronaldo ya sabe lo que es jugar y ganar el Mundial de Clubes, con el Manchester United en 2008, pero entonces se quedó con un sabor agridulce que espera borrar ahora siendo la estrella del torneo y guiando así al Real Madrid en Marruecos.
El astro portugués, que en la Liga española lleva ya 25 goles en quince jornadas, afronta esta cita como la última antes de saber en enero si revalida el título de mejor futbolista del mundo con un nuevo FIFA Balón de Oro, para el que parece favorito.
En 2008 recibió su primer Balón de Oro, en el año en el que también ganó el Mundial de Clubes con su anterior equipo, el Manchester United, en una edición disputada en Japón y en la que los ‘Red Devils’ superaron en la final al Liga de Quito ecuatoriano (1-0).
Cristiano llegó a aquella edición como la gran superestrella y como un ídolo de masas en el país nipón, donde se esperaba su salida del hotel de concentración y los medios centraban sus miradas y sus cámaras en cualquier movimiento suyo.
Todo parecía por lo tanto preparado para que el jugador luso respondiera a su legión de hinchas con su magia habitual y siendo la estrella que todos esperaban, pero su actuación en el torneo no fue todo lo brillante que se preveía y sobre el campo pasó más desapercibido.
El Manchester United, en calidad de campeón de Europa, comenzó directamente en semifinales y tuvo como adversario al Gamba Osaka japonés, al que los ingleses superaron 5-3 en Yokohama.
Cristiano consiguió el tanto del 2-0 provisional, de cabeza en el 45+1, en un partido en el que la estrella no fue él, sino Wayne Rooney, que llegaba con molestias musculares y fue suplente. Alex Ferguson le dio entrada en el 74 y Rooney marcó en el 75 y 79, acaparando así casi todo el protagonismo.
“Lo más importante era ganar. Jugaremos mejor el domingo en la final”, prometió entonces Cristiano Ronaldo después del partido, pensando ya en la final contra el Liga de Quito.
A la sombra de Rooney
En la conferencia de prensa previa a la final, Ferguson salió en defensa de CR7 y le dedicó encendidos elogios.
“Su olfato goleador es donde tiene que progresar, pero muchas cosas están en su favor para que se convierta en una leyenda”, afirmó el mítico entrenador escocés.
Cristiano Ronaldo fue titular en la final contra los ecuatorianos, pero volvió a tener una actuación lejos de sus mejores noches.
Su principal aportación fue el pase para que Rooney marcara el único gol (1-0) del partido a 17 minutos del final, decidiendo así el título en el torneo.
Rooney, con 3 goles, fue el máximo anotador de ese Mundial de Clubes y fue galardonado con el premio al mejor jugador, quedándose así con los focos y los laureles que parecían reservados para su compañero portugués.
Cristiano Ronaldo se quedó con un sabor agridulce en aquella experiencia y ahora, con el Real Madrid y seis años después, espera sacarse la espina, empezando por el duelo de semifinales del martes ante el Cruz Azul mexicano.
Si lo consigue coronaría un año espectacular en su carrera, que empezó ganando el Balón de Oro de la FIFA y que continuó luego guiando al Real Madrid a su décimo título de campeón de Europa, fijando además un nuevo récord (17) de número de goles en una misma temporada de la Copa de Europa/Liga de Campeones.
La única decepción de 2014 para Cristiano llegó, eso sí, en otro Mundial, el de selecciones, donde no pudo evitar el adiós de Portugal en la primera fase. AFP