En una entrevista, miembros del grupo terrorista aseguraron que la expansión será perpetua y que asesinarán a todos los que no se conviertan al islam. “Llegaremos con nuestras armas”, afirmaron.
El escritor alemán Juergen Todenhoefer llegó al corazón del territorio del Estado Islámico (la zona a la que ahora llaman su califato): visitó Raqqa y Deir Ezzor, en Siria, así como Mosul, la segunda mayor ciudad de Irak. Visitó la mezquita en la que el líder del grupo terrorista, Abu Bakr al Baghdadi, dio su único discurso público.
“En Mosul hay una sensación de normalidad terrible”, contó Todenhoefer en una entrevista para la cadena estadounidense CNN. “Han expulsado a 130.000 cristianos de la ciudad, los chiítas huyeron, han asesinado a mucha gente y, no obstante, la ciudad funciona y a la gente le gusta la estabilidad que ha traído consigo el Estado Islámico”.
Sin embargo, hay una sensación de temor entre los habitantes. “Claro que muchos de ellos están bastante asustados, porque el castigo por romper las estrictas reglas del Estado Islámico es muy severo”. Según la dirigencia del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), los yihadistas lograron tomar Mosul con sólo 300 hombres, a pesar de que había más de 20.000 soldados iraquíes estacionados en la ciudad cuando ocurrió el ataque.
Todenhoefer habló con varios combatientes de ISIS que participaron en la operación. “Nos tomó unos cuatro días tomar Mosul”, le contó un joven terrorista. “¿Así que eran solo 300 hombres y derrotaron a 20.000 soldados en cuatro días?”, preguntó Todenhoefer. “Bueno, no los atacamos al mismo tiempo, atacamos con fuerza sus frentes y también recurrimos a ataques suicidas. Luego, los demás huyeron muy rápido”, explicó el islamista. “Peleamos por Alá, ellos pelean por dinero y otras cosas en las que no creen en realidad”.
Todenhoefer advirtió a CNN que el entusiasmo de los militantes de ISIS sobresalía. “Cuando nos quedamos en su casa de reclutamiento, cada día llegaban 50 combatientes nuevos”, contó Todenhoefer. “Yo no podía creer el brillo en sus ojos. Sentían como si hubieran llegado a la tierra prometida, como si estuvieran luchando por la causa correcta”.
“No son gente estúpida. Una de las personas a las que conocimos acababa de recibirse de abogado, tenía una buena oferta de trabajo, pero la rechazó para ir a pelear. Conocimos combatientes procedentes de Europa y Estados Unidos. Uno de ellos era de Nueva Jersey. ¿Pueden imaginarse que un hombre de Nueva Jersey viaje para luchar por el Estado Islámico?”.
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