Han pasado seis años desde que le mataron a su hijo de 19 años en la calle El Carmen de los Frailes de Catia, y todavía a Rosalba Bueno se le salen las lágrimas cuando habla de lo que ocurrió aquel 8 de diciembre de 2008: “Es una pena que no se puede superar, pero al menos he conseguido algún aliento con esto que estamos haciendo”.
Relata que tras la muerte de su hijo pasó un año hundida en la depresión. “Yo mantuve toda la ropa de mi hijo y su cuarto intacto desde que lo mataron, no saqué nada hasta diciembre de 2010. Fue entonces que unos amigos y vecinos me propusieron que para sentirme menos triste en diciembre hiciéra una fundación para donar juguetes a los niños que viven en la calle El Carmen, (donde mataron a Carlos) y llevarles un mensaje a los padres y a los pequeños. Lo hice con la ayuda de mi hija, que hoy tiene 16 años”, cuenta.
Desde ese momento a la fecha todos los 25 de diciembre de cada año cierra la calle y entrega los juguetes, con ayuda del párroco de la Iglesia San José Obrero de los Frailes de Catia, Cristóbal Domínguez, quien ha sido uno de los promotores más importantes de esta obra.
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