Muere Pino Daniele, el blues bajo del Vesubio

Muere Pino Daniele, el blues bajo del Vesubio

Foto EFE
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La voz quebrada de Pino Daniele se silenció hoy a los 59 años de edad, dejando un legado musical perlado por el punteo melancólico de su guitarra y por sus incisivas letras, dirigidas muchas veces a la vida en la capital del Vesubio, Nápoles.

El cantautor nació el 19 de marzo de 1955 en la bulliciosa capital napolitana, en el seno de una familia humilde.

Su padre era un trabajador del puerto partenopeo y fue en los tugurios portuarios donde dio sus primeros pasos con las tropas estadounidenses de la base de la OTAN como público.





Con su voz quebrada y su particular falsete, comienza a destacar en la década de los setenta en medio de esa rica amalgama de músicos que aún hoy pueblan las bulliciosas calles de esta ciudad italiana a orillas del Tirreno.

Su primer éxito relevante fue “Che calore” (Qué calor, 1975) pero su consagración como cantautor no se produciría hasta dos años después, con la publicación de su álbum debut “Terra Mia” (Mi tierra, 1977).

En este disco incluye la que es, con toda probabilidad, una de sus canciones más aplaudidas, “Napule è” (Nápoles es), toda una “poesía de rabia” con la que critica la vida en la urbe, a la que consideraba un sol amargo, un olor a mar, un papel sucio.

En 1980 estrenó “Nero a metá” (mitad negro), uno de sus trabajos que cosechó mayor éxito y que consistía en una fusión perfecta entre el blues americano y la canción popular napolitana.

Un año después protagonizó uno de los conciertos más recordados de su carrera, cuando logró reunir en la plaza napolitana del Plebiscito a 200.000 personas.

De este modo comenzó una larga carrera en la música y sobre los escenarios y repleta de grandes éxitos como “Bella ‘mbriana” (1982), “Bonne soiree” (1987), “Sotto o’Sole” o “Uomo in blues” (ambos en 1991).

Su estilo fluye entre el blues, el rock y el jazz y sus temas han ejercido de banda sonora para la vida de los italianos en las últimas décadas con conocidísimos temas como “Je’so pazzo” (estoy loco) o “Quanno chiove” (cuando llueve).

Durante su carrera discográfica, con una treintena de trabajos publicados, colaboró con algunos de los mejores músicos internacionales como Eric Clapton, Wayne Shorter, Pat Metheny, Chick Corea, Gato Barbieri o Billy Cobham.

También ha colaborado con otros exponentes de la música patria como Jovanotti, Eros Ramazzotti, Lucio Dalla, Laura Pausini e incluso el rapero J-Ax.

Con su carácter “dulce y explosivo”, pronto se convirtió en todo un símbolo de la cultura napolitana, renovando su tradición musical y exportándola al extranjero.

En su biografía publicada en su página oficial, Daniele se enorgullece de la “independencia discográfica y artística” de la que gozaba y que le llevó a tocar en “calles en las que nunca entra el sol” como el teatro Olympia de París, el Umbria Jazz, el Apollo de Nueva York o el Festival de Varadero, en Cuba.

Precisamente esa “independencia” constituía uno de sus principales filones o tesoros y de ella solía presumir en cada ocasión.

Recientemente aseguró a los medios que vivía “pasando de las clasificaciones, de la mercadotecnia y de la discografía”.

“La paranoia de las clasificaciones o del disco por la radio, el impulso al humor y a los gustos de directores artísticos del mundillo… ¡Basta! (…) Sin saber lo que quiere la gente hago lo que siento”, explicó. EFE