El Gobierno de Filipinas ha desplegado un imponente operativo de seguridad en el que más de 40.000 soldados y policías participan junto a las agencias de inteligencia del país en un elaborado plan para proteger al papa durante su visita al archipiélago asiático.
“Este es nuestro mayor operativo de inteligencia de nuestra historia reciente”, dijo al diario “Inquirer” un destacado miembro del Ejército de Filipinas que pidió permanecer en el anonimato.
El pontífice se desplaza por las calles de Manila escoltado por al menos cuatros coches de la Policía, que se unen a la guardia del Vaticano, una ambulancia y varios camiones, de acuerdo con un operativo que ha sido preparado durante meses.
Mientras, cientos de agentes se encargan de acordonar a los filipinos situados en los laterales de las avenidas por las que pasa el santo padre para asegurar que nadie sobrepasa las barreras de hormigón dispuestas en las calzadas.
Extensas partes de Manila permanecen además cortadas al tráfico durante la visita para facilitar y acelerar los movimientos del pontífice.
Los distintos cuerpos de seguridad realizaron varios ensayos a principios de semana para garantizar el éxito del operativo de protección del papa, cuya visita ha llevado a las autoridades a declarar varios días festivos en la capital.
Las autoridades también cancelaron cientos de vuelos el día de la llegada de Francisco, mientras que el sábado -cuando el santo padre prevé desplazarse a Tacloban- y el domingo -día en que regresa a Roma- cerrarán el espacio aéreo coincidiendo con el aterrizaje y despegue del avión papal.
Asimismo, en los últimos días se han emitido órdenes que prohíben de forma estricta la posesión de armas en las 9 zonas del país en las que se desplazará el papa durante los 5 días de su viaje a Filipinas.
Esto llevó a la Policía de Filipinas a detener ayer a un varón de 16 años que se encontraba en una de las calles por las que pasó el convoy del papa tras su llegada a Manila y que guardaba una navaja plegable en un bolsillo.
El gobierno también ha prohibido el consumo y la venta de alcohol durante la visita en un radio de 200 metros de la nunciatura del Vaticano en Manila, donde se aloja el papa, o desde cualquier zona por la que pase su comitiva, y ha ordenado bloquear la señal de telefonía móvil donde sea que se encuentre el pontífice.
Aunque las autoridades de Filipinas han afirmado en repetidas ocasiones que el pontífice no se enfrenta a ninguna amenaza específica, varios grupos rebeldes islámicos operan en la zona sur de Filipinas, como Abu Sayyaf, que el año pasado se declaró seguidor del Estado Islámico.
El propio papa Francisco ha admitido cierto grado de temor de que le pueda pasar algo.
“Yo digo siempre que tengo un defecto, que tengo una buena dosis de inconsciencia”, dijo horas antes de llegar a Filipinas Francisco, que intentó quitar hierro al asunto cuando se le preguntó sobre qué pensaba de las últimas supuestas amenazas del extremismo islámico contra él y el Vaticano. EFE