La vida de nueve bebés mexicanos comenzó de manera traumática: una explosión derrumbó casi todo el hospital donde nacieron y salvaron su vida de milagro. Ahora las autoridades están haciéndole pruebas de ADN para reunirlos con sus padres.
Los bebés fueron rescatados sin brazaletes que los identifiquen en sus muñecas entre los escombros que dejó una explosión de gas el jueves en hospital materno infantil de Cuajimalpa, en la periferia de la Ciudad de México.
El estallido, provocado por una fuga en la manguera de una cisterna que surtía gas, destruyó gran parte del nosocomio, incluido el archivo con registros de pacientes y recién nacidos. Una enfermera y dos bebés fallecieron.
“Tenemos nueve pruebas pendientes de ADN”, dijo a periodistas el jefe de Gobierno (alcalde) de la capital, Miguel Angel Mancera. “Hay papás que refieren ser los padres pero, como no tenían los brazaletes los bebés, tenemos que ir con el protocolo para tener la identidad”.
No se sabe cuánto tardarán los resultados de esas pruebas, dijeron las autoridades. Mientras tanto, los bebés no podrán ser amamantados y serán alimentados con leche de fórmula.
Mancera dijo que varios de los bebés se salvaron porque sus madres los cubrieron con sus cuerpos cuando oyeron la explosión, aunque todos sufrieron quemaduras. Pero otros fueron más afectados por el estallido, como un bebé de dos meses que tenía el 80 por ciento de su cuerpo con quemaduras y fue trasladado a Houston para su tratamiento.
Un total de 17 bebés fueron rescatados del desastre.
Reuters