Venezolanos son víctimas de la angustia que genera la escasez

Venezolanos son víctimas de la angustia que genera la escasez

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Lo que hace cinco años parecía raro o con pocas probabilidades de que se afirmara en Venezuela como las largas filas para adquirir los productos de la cesta básica, hoy le ha cambiado poco a poco la cotidianidad a los ciudadanos. Muchos consumidores hasta pernoctan en los alrededores de los comercios antes de la 1:00 am, a veces sin la confirmación de si van a vender algo, ni cuándo llegará.

Esta manera de abastecerse que ha generado la escasez creó lo que se ha dado a llamar un “ nuevo oficio”, el de los hacedores de colas para comprar los artículos a precio regulado, por necesidad o para “negocio”.





Hay ciudadanos que se incorporan a las filas porque van pasando por el lugar y ven a un grupo esperando en la entrada de algún establecimiento, sea supermercado, tienda, farmacia o un local asiático, o cualquier bodeguita del barrio. En cualquiera se arma el despelote cuando llegan los “desaparecidos”.
Es una situación de la que se aprovechan muchos, como los que cobran por hacerle la cola a otro.

Es normal o necesidad

¿Y usted por qué hace filas durante horas para comprar? Por necesidad, porque no encuentra nada, el dinero no le alcanza, por una moda “fácil” para obtener ingresos adicionales, costumbre, miedo a quedarse con la despensa vacía o conductas por imitación (si todos compran yo también) o es que ya lo ve como “normal”.

Antes de explicar algunas de estas respuestas, el psicólogo clínico Juan Carlos Santana, aclara que el problema no es la cola porque es la manifestación externa de una situación mayor que se llama desabastecimiento y escasez. “El ejemplo más sencillo es que en cualquier enfermedad el problema no es la fiebre, porque la bajas, es la infección que la causa y es lo que hay que atacar de inmediato”.

Advierte que, lejos de presentar una conducta de precavidos y organizados, los venezolanos están siendo víctimas de la ansiedad, la angustia y el miedo que les produce no encontrar lo que buscan, sobretodo alimentos o medicinas.

El especialista refirió que estas situaciones generan otro tipo de alteraciones como la del estado de humor, porque las personas están haciendo algo que no quieren y por mucho tiempo.

“La gente se altera y molesta por la anarquía que reina en algunas colas porque la conducta colectiva es distinta a la individual. Las colas tienen un comportamiento y cuando no son las habituales como para ir al cine, banco, sino una sobrevenida por la escasez hay un aumento de señales catastróficas: se me va a acabar x producto, dónde lo voy a conseguir y cuánto me irá a costar, qué voy a hacer, no lo voy a tener más, lo que genera ansiedad”.

La ansiedad y la angustia son los ingredientes

fundamentales de las alteraciones psicológicas, como el humor, y las físicas, que pueden generar afecciones gastrointestinales, insomnio, además de otras enfermedades porque muchas son psicosomáticas, apuntó.
“Engrinchados”

Actualmente hay unas alteraciones enormes de las condiciones psicológicas del venezolano, señala Santana.

Está “engrinchado” o como dice la gente de “a toque”, con una altísima reactividad ante cualquier situación que aumente los conflictos. “La gente no se siente a gusto haciendo colas, por más que algunos creen que sí”.

Estima que el 70% de la gente que está en las filas es porque tiene “necesidades reales o en todo caso tienen prevención de necesidades”, aunque hay quienes lo hacen para revender los artículos y ganarse el día a día, debido a que hay un problema de subempleo en el país, aunque sepa que eso no es correcto.

Dice que, aunque muchos de los consumidores de los que hacen colas con frecuencia es porque tienen comportamiento preventivo, la gente siente temor a no tener los insumos necesarios todos los días.

Refiere que los venezolanos, más que adaptarse a hacer las filas frente a las tiendas, se han adecuado a buscar tiempo donde no lo hay para tratar de conseguir los artículos escasos porque el ser humano, dentro de sus necesidades, tiene una extraordinaria capacidad de adaptación, tanto para lo positivo como para lo negativo.

Ante esta situación, advierte que, hay personas que pueden acostumbrarse a las colas y cuándo se acaben van a empezar a sentir que les hace falta algo, así como cuando se extraña a alguien.

“El problema más grave es la habituación, porque la gente se habitúa y acepta situaciones que no debería permitir, aunque algunos pueden resolver sus necesidades”.

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