Caylyn Otto compró una pulsera para su hijo antes de nacer, pero no para su bautismo.
“La imaginé en una urna o siendo enterrada con él”, dijo Otto. “Nunca pensé que llegaría a ponérsela”.
Pero en lugar de planear su funeral, esta auxiliar de dentista de Mesa, en Arizona, puede empezar a pensar en el futuro de su hijo. Nacido con casi siete semanas de antelación, Oliver se convirtió el mes pasado en uno de los receptores de trasplante de corazón más jóvenes del Hospital Infantil de Phoenix. Tendrá que estar hospitalizado unas cuantas semanas más. Pero los médicos dicen que Oliver, que tenía que haber llegado al mundo el 20 de febrero, ha estado recuperándose muy bien tras la operación.
“Al instante parecía un bebé nuevo”, dijo el padre, Chris Crawford, repartidor de pizza.
Otto dijo que a las 20 semanas de embarazo los médicos detectaron que el corazón del feto era más grande de lo normal. En una consulta un mes más tarde, el órgano había crecido más. A la pareja, que tiene otro hijo de 20 meses, le dijeron que se preparasen para que su bebe pudiese nacer muerto o necesitar un centro de cuidados paliativos.
Oliver nació el 5 de enero con un corazón del tamaño del de un niño de 5 años, con el ventrículo izquierdo más grande, dijo Otto. El doctor John Nigro, cirujano cardiovascular pediátrico que realizó el trasplante, dijo que el corazón estaba afectando al desarrollo de sus pulmones y riñones. Lo ideal es que un bebé alcance las 36 semanas de gestación antes de someterse a una operación de este tipo, señaló el médico. Pero Oliver fue puesto en la lista de trasplantes.
Para sorpresa de todos, unos días más tarde apareció un donante. Aunque Oliver no tenía aún la edad ideal, el equipo médico decidió someterlo al procedimiento de 10 horas de duración.
“Si se consigue el donante perfecto, puede que no vuelva a tenerlo de nuevo”, dijo Daniel Velez, el medico a cargo de encontrar el órgano y asegurarse de que era totalmente compatible con el bebé.
Velez dijo que el centro realiza en torno a un trasplante cardiaco al mes, pero la última vez que se practicó la operación a alguien tan joven como Oliver fue hace un año. Nigro dijo que todo el mundo esta gratamente sorprendido de ver cómo está respondiendo el bebé, que ahora pesa un poco más de 3 kilos (7 libras).
“Es un verdadero luchador. No hay duda sobre eso”, dijo Nigro.
Oliver tendrá que tomar medicamentos inmunodepresores y estar en vigilancia constante por el resto de su vida. Pero no hay razón para esperar que no pueda llevar una vida normal yendo a la escuela y practicando deportes, señaló Crawford. AP