La historia es protagonizada por un joven llamado Jason Padgett y comienza 14 años atrás, cuando fue víctima de un violento asalto callejero. Cuando salía de un bar de karaoke, Jason fue abordado por dos hombres desde atrás y recibió un tremendo golpe en la cabeza.
Según recuerda ahora Jason Padgett, en aquel momento sintió el terrible golpe y vio una súbita luz brillante. «Pensé que estaba muerto» dijo Padgett.
La situación no era tan grave. Una vez en el hospital, los médicos le dijeron que había sufrido una «contusión cerebral severa» y que tenía además un riñón dañado, pero simplemente le dieron algunos analgésicos y lo mandaron a su casa.
Casi inmediatamente después de haber sido enviado a su casa, Padgett comenzó a ver el mundo de otra manera. Es decir, literalmente. Según dijo, comenzó a ver todo como si estuviera «pixelado». Los objetos diarios y cotidianos de su hogar los veía a través de extraños patrones geométricos. En sus propias palabras, «era como si todo se dividiera en varias capas, unas sobre las otras». «Comencé a ver la secreta estructura del universo y que las curvas no existen» puntualizó.
Como le podría haber pasado a cualquiera en su situación, Padgett se alarmó con estos descubrimientos, así que se volvió una suerte de recluso en su propia casa, por casi tres años, en los que no salía más que para hacer las compras necesarias.Allí, tuvo que lidiar con otros efectos colaterales, como fuertes dolores de cabeza, depresión y hasta un trastorno por estrés postraumático.
Sin embargo, el más notorio de los efectos colaterales era que Padgett, quien nunca había aprendido ni tenido interés en la ciencia ni en las matemáticas, había adquirido una habilidad casi de experto para comprender conceptos y teorías matemáticas.
Viendo la televisión, por ejemplo, apareció una letra «O», lo que lo hizo llegar a la conclusión de que los círculos no eran más que una cantidad enorme de rectángulos infinitamente pequeños. Llegó además a comprender cabalmente el concepto de ? (Pi), y recién luego se dio cuenta de que este ya había sido descubierto hace 2000 años.
Después, Padgett también sintió la necesidad de dibujar, algo que nunca había hecho. Tomaba una regla y un lápiz mecánico y dibujaba lo que se le venía a la mente, pensando que eran simplemente dibujos agradables. Sin embargo, estaba dibujando visualizaciones perfectas de ? y formas que respetaban principios matemáticos y geométricos.
Cuando la familia de Jason Padgett comenzó a notar estas extrañas y nuevas conductas (entre otras como hablar todo el tiempo de complejos conceptos matemáticos), lo llevaron ante expertos, que determinaron que su actividad cerebral era similar a la observada en otros pacientes diagnosticados con savantismo (o síndrome del sabio).
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