La protesta contra Nicolás Maduro y su exposición internacional “Expo Venezuela de Verdad” se realizó en las afueras del Círculo de Bellas Artes, un edificio elegante muy cerca de la iglesia donde reposa una placa de mármol que conmemora el matrimonio de Simón Bolívar. La gala sí estuvo a la altura de un cóctel diplomático pero nunca alcanzó el fasto que esperaba el presidente chavista, no ha sido “una gran exposición” como le había ordenado a la ministra de Relaciones Exteriores en cadena nacional, sino un evento que disimuló con sobriedad los parches de la improvisación con carretadas de petrodólares.
Por Noé Pernía desde Madrid, España
De todas formas, allí estaban al flanco del embajador Mario Isea los grandes empresarios de España que tienen negocios con Venezuela, para alabar las bondades de la economía y el crisol de oportunidades que ofrece el país. Mientras tanto, en las paredes retumbaban los ecos de las consignas que se oían desde la calle contra la represión policial, las torturas en calabozos militares y la escasez de comida y medicamentos que el régimen venezolano le achaca a la guerra económica capitaneada por la ultraderecha.
Quien organizó la protesta fue Manuel Rodríguez, militante del PSOE en España y de La Causa R en Venezuela, narró que los funcionarios de la embajada venezolana se acercaron molestos en unas cuatro ocasiones al piquete policial que resguardaba la zona pidiéndole que disolviera el escándalo, pero los uniformados les advirtieron de que la manifestación contaba con los permisos de ley. Trago amargo para los burócratas de un país donde la policía obedece a ciegas a los jerarcas bolivarianos. Indudablemente, parte de la Expo Venezuela de verdad fueron los gritos callejeros de “¡Maduro, asesino de estudiantes!”
Marcelo Moncayo, el corresponsal de NTN24 y Radio Caracol de Colombia en Madrid, se quedó muy extrañado porque esta vez no le llegó la invitación de la embajada que lo acreditaría para asistir a la apertura oficial de las verdades de Maduro. De todas maneras se acercó hasta el Círculo de Bellas Artes para ver si lo dejaban cubrir la inauguración, pero fue inútil. “Si es una exposición para demostrar la verdad sobre Venezuela no entiendo por qué nos prohibieron pasar a dos corresponsales”, se quejó Moncayo.
Igual le ocurrió al equipo del presentador Cake Minuesa de Telemadrid, quien acababa de llegar de Caracas investigando las raíces ocultas de Podemos en la maquinaria financiera del chavismo. La diferencia es que a Minuesa sí le dieron su acreditación pero cuando entrevistó en el Círculo al viceministro de Relaciones Exteriores para Europa, Calixto Ortega, los funcionarios de la embajada lo castigaron prohibiéndole el ingreso a la exposición. El viceministro se disgustó porque el periodista español le había preguntado por el asesinato de Kluiverth Roa, el estudiante de 14 años asesinado por la policía del régimen. “Me respondió que ése era ‘un caso aislado’ y le dije que no, puesto que no era la primera vez que mataban a un estudiante en Venezuela”, le replicó Cake Minuesa.
El domingo pasado, Venezuela amaneció con un titular candente en la primera plana de El Nacional, uno de los pocos diarios que aún no ha caído en las fauces del chavismo: “Polémica por financiamiento de partido español. Cadivi otorgó $ 3,2 millones a la fundación vinculada a Podemos”, mientras en España el diario la Razón también titulaba en su primera plana: “Opositores a Maduro traen al Congreso las pruebas de la financiación a Podemos”.
Ni la Expo Venezuela de verdad de Nicolás Maduro ni la embajada lo tienen fácil por estos días en Madrid, a los funcionarios bolivarianos del servicio exterior en España les espera aún otra jornada de consignas y protestas porque la oposición venezolana ya ha conseguido otro permiso para manifestar durante la clausura de este martes 3 de marzo de 2015. Ese día ya no serán los empresarios españoles, sino los partidos del Foro de Sao Paulo quienes harán la reverencia de costumbre a la verdad que el chavismo quiere vender en España.