Los despachos noticiosos del norte no informan de conmoción o desconcierto alguno en la localidad de Crawford, Texas desde que el gobierno bolivariano anunció que el expresidente George W. Bush ha sido incluido en una lista de terroristas y que se le ha prohibido su ingreso al territorio nacional. Es muy probable que mister Danger ni siquiera se haya enterado de tal decisión y cuando lo haga lo tomará del mismo modo como el mundo libre recibe los anuncios del próximo merecido que Kim Jong-un amenaza con dar a la Casa Blanca o los cándidos alegatos de Evo Morales sobre la existencia de la pachamama. Bush debe estar muy entretenido en la comodidad de su rancho de 600 hectáreas donde no se escucha YVKE Mundial y en cuyo condado no hace falta realizar colas con registro biométrico para adquirir un champú anticaspa. En consecuencia dudo que a la expareja presidencial la haya pillado esta novedad en medio de los preparativos de un viaje a playa Parguito a saborear una bandeja de guacucos en el más puro estilo del relax de Cheverito.
Más allá de esto, el gobierno del presidente Maduro, como todos los gobiernos, no comete desaguisado alguno aplicando la reciprocidad que es la columna vertebral de toda diplomacia. Si existe una lista de funcionarios venezolanos a quienes se les ha rescindido la visa estadounidense (que muy bueno sería que EEUU terminara de aclarar sus integrantes), lo natural es que el gobierno venezolano responda de la misma manera y hasta exija visas, como hacen con nosotros. Sólo que al cabo de formular este “deber ser” del derecho internacional habrá que preguntarse quién resulta el más afectado. A pesar de las cifras soñadoras que manejan en el ministerio de Turismo, Venezuela ha dejado de ser un destino viajero y los que podrían venir son los familiares o allegados de los miles de venezolanos que habitan en los Estados Unidos. Si una pareja de venezolanos ha tenido un hijo en territorio americano, lo más probable es que ese niño tenga exclusivamente la nacionalidad americana. Este es el tipo de persona afectada por el requisito revolucionario de ingreso.
Aquí no se entiende el deseo de aislarnos, de ser los parias del universo, de estar en una permanente lucha contra imperios imaginados que ni en cuenta nos toman. Todas estas decisiones gritadas tras el micrófono, porque no existe el gobierno sereno ni prudente, son para que la oposición se distraiga y desvíe el propósito de su lucha. Concentrémonos en cambiarle el color a la asamblea en las próximas elecciones que es lo que importa. Ya nos visitarán cuando al país le hayan reinstalado las neuronas.
@kkrispin