Más allá de esto, el gobierno del presidente Maduro, como todos los gobiernos, no comete desaguisado alguno aplicando la reciprocidad que es la columna vertebral de toda diplomacia. Si existe una lista de funcionarios venezolanos a quienes se les ha rescindido la visa estadounidense (que muy bueno sería que EEUU terminara de aclarar sus integrantes), lo natural es que el gobierno venezolano responda de la misma manera y hasta exija visas, como hacen con nosotros. Sólo que al cabo de formular este “deber ser” del derecho internacional habrá que preguntarse quién resulta el más afectado. A pesar de las cifras soñadoras que manejan en el ministerio de Turismo, Venezuela ha dejado de ser un destino viajero y los que podrían venir son los familiares o allegados de los miles de venezolanos que habitan en los Estados Unidos. Si una pareja de venezolanos ha tenido un hijo en territorio americano, lo más probable es que ese niño tenga exclusivamente la nacionalidad americana. Este es el tipo de persona afectada por el requisito revolucionario de ingreso.
Aquí no se entiende el deseo de aislarnos, de ser los parias del universo, de estar en una permanente lucha contra imperios imaginados que ni en cuenta nos toman. Todas estas decisiones gritadas tras el micrófono, porque no existe el gobierno sereno ni prudente, son para que la oposición se distraiga y desvíe el propósito de su lucha. Concentrémonos en cambiarle el color a la asamblea en las próximas elecciones que es lo que importa. Ya nos visitarán cuando al país le hayan reinstalado las neuronas.
@kkrispin