Para estar bella hay que sufrir. El efecto secundario de este dicho son las víctimas de cirugías plásticas o las mujeres que padecen de trastornos alimenticios o psicológicos como efecto de su obsesión con la belleza. Aun así, dichos casos no se pueden comparar con las horribles torturas a los que se sometían o siguen sometiendo a las mujeres en diversas partes del mundo. Todo por responder a unos ideales de belleza femenina.
Vía Actualidad RT.