Existen diferentes ideas en torno a la costumbre de tragarse el semen de la pareja sexual tras la eyaculación de ésta, y también distintas maneras de vivir esa experiencia. A algunos hombres les gusta que su pareja lo haga, a otros no, a algunas personas les excita tragarlo, y otras aún no se han atrevido a intentarlo por miedo a que les cause algún daño en el estómago. Todas las respuestas hacia este tipo de acto sexual son posibles y perfectamente normales.
Lo más importante a la hora de realizar cualquier práctica que constituya un acto sexual es que sea algo consensuado, con lo que ambas partes de la relación se sientan cómodas. Nunca hay que forzar a la pareja a que ingiera el semen que se expulse, siempre se puede escupir, o utilizar un preservativo, que también servirá como protección contra las Enfermedades de Transmisión Sexual. Os queremos desvelar todos los secretos, mitos y realidades, sobre tragar el semen, para que seáis las parejas las que decidáis qué preferís.
¿Qué es el semen? ¿De qué está compuesto?
El semen o esperma es el fluido que se fabrica en el aparato reproductor masculino y que es expulsado a través de la uretra en el momento de la eyaculación. Está formado por espermatozoides, desarrollados en los testículos, y el plasma seminal, líquido que es producido por diferentes órganos y glándulas del cuerpo masculino, entre los que se encuentran la próstata, las vesículas seminales, las glándulas de Littre, el epidídimo, las glándulas de Cowper y los vasos deferentes.
Dependiendo de la dieta el sabor del semen varía. El semen, cuando no hay alguna infección o anomalía, tiene una textura viscosa, un color blanquecino, olor a cloro y un sabor agridulce, que puede variar ligeramente en función de la dieta que lleve el hombre. Así, por ejemplo, si come más frutas será más dulce, y una alta ingesta de carne hará que sea más ácido.
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