A primera vista, Esther Okade parece ser como cualquier otra niña de 10 años. Le encanta disfrazarse de Elsa de “Frozen”, jugar con muñecas Barbie e ir al parque o de compras.
Pero lo que hace que esta chica británica-nigeriana sobresalga es el hecho de que también es una estudiante universitaria.
Esther, de Wallsall, un pueblo industrial en la región del Reino Unido llamada Midlands Occidentales, es una de las estudiantes del primer año de la universidad más jóvenes del país.
En enero, la talentosa niña de 10 años de edad se inscribió en Open University, una universidad de educación a distancia con sede en el Reino Unido, y ya es de las mejores de su clase; recientemente, sacó 100 puntos en un examen.
“Es tan interesante. Tiene el tipo de matemáticas que me encanta. Son matemáticas de verdad: teorías, números complejos, todo ese tipo de cosas”, dice entre risas. “Fue súper fácil. Mi mama me enseñó de una forma amena”.
Ella añade lo siguiente: “Quiero terminar el curso en dos años. Entonces, a los 13 años, voy a sacar mi doctorado en matemática financiera. Quiero tener mi propio banco para cuando tenga 15 años porque me gustan los números y me gusta la gente, y operar un banco es una buena manera de ayudar a las personas”.
Y por si alguien piensa que sus padres la han empujado a iniciar la universidad antes de tiempo, Esther se muestra categóricamente en desacuerdo.
“En realidad quería empezar cuando tenía siete años. Pero mi mamá dijo algo así como “tranquila, eres demasiado joven”. Después de tres años de súplicas, mamá Efe finalmente aceptó explorar la idea.
Una maravillosa mente matemática
Esther siempre le ha llevado la delantera a sus compañeros. Completó su primer examen de matemáticas GSCE, un requisito de las escuelas secundarias británicas, en Ounsdale School en Wolverhampton cuando tan solo tenía seis años, y sacó una C. Un año después, se superó a sí misma y obtuvo la A que quería. Luego, el año pasado, sacó una B cuando se sometió al examen de nivel avanzado de matemáticas.
La madre de Esther se percató de la habilidad que su hija tenía para los números poco después de que iniciara la educación en casa a la edad de tres años. Inicialmente, los padres de Esther la habían inscrito en una escuela privada, pero después de pocas semanas, la pareja comenzó a notar cambios en ella, quien normalmente era una niña muy animada.
Efe dice: “Un día regresábamos a casa, cuando ella estalló en llanto y dijo: ‘Nunca más quiero regresar a esa escuela; ¡ni siquiera me permiten hablar!’”.
“En el Reino Unido empiezas la escuela hasta los cinco años de edad. La educación no es obligatoria hasta esa edad, así que pensé: ‘Bien, vamos a hacer algunas cosas en casa hasta entonces. Quizá para cuando cumpla cinco años, cambie de opinión”.
Efe empezó a enseñarle habilidades numéricas básicas, pero Esther iba kilómetros adelante. Para la edad de cuatro años, debido a su aptitud natural para las matemáticas, la ansiosa estudiante pasó al álgebra y a las ecuaciones cuadráticas.
Y Esther no es la única prodigio para las matemáticas en su familia. Su hermano menor, Isaiah, de 6 años, pronto se estará sometiendo a su primer examen de nivel avanzado de matemáticas en junio.
Vía Diariolavoz.net