Los finlandeses tienen una arraigada tradición del sauna, es una manera de conocer de cerca sus tradiciones y a ellos mismos. Si de casualidad viajas a este país nórdico y te invitan a uno, debes tener una muy buena excusa para negarte ya que es una manera de generar vínculos. La sesión puede durar 10 minutos o convertirse en todo un evento social de horas, esto es más común cuando se encuentran en cabañas y se organizan una rica barbacoa.
Los más pequeños, incluso de meses, inician sus visitas al sauna y así siguen el resto de su vida, por lo menos una vez a la semana. Es una forma de convivir en familia y de conservarse sanos.
En la antigüedad las mujeres daban a luz en estos calientes sitios y los difuntos eran bañados ahí por última vez. De hecho, “sauna” es la única palabra finlandesa aceptada y usada en todo el mundo. Existe la expresión “post-sauna” y es un tiempo de reposo.
Es ahí donde se cierran los negocios y no en las salas de juntas o en un campo de golf. Incluso algunos complejos de oficinas tienen su propio baño sauna. Las embajadas de Finlandia y el parlamento en Helsinki también cuentan con uno.
Se estima que en el país nórdico hay más de 1.6 millones de estos, ya sea privados o públicos. Se cree que si todos estuvieran al máximo de su capacidad al mismo tiempo podrían albergar a 5.4 millones de personas.
Hay varios tipos de sauna, los más importantes son el eléctrico, el de leña y de humo. Son casi totalmente oscuros y huelen a abedul.
Al sauna se le relaciona con beneficios para la salud, sobre todo para tener una piel tersa. Pero, no es recomendable para personas con problemas del corazón o heridas abiertas.
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