Revisemos cómo llega este viejo zamarro de la política chilena a la SG de la OEA. En 2004 debía entregar el colombiano César Gaviria. Lagos quería posicionar a Chile como líder latinoamericano dirigiendo la OEA. Pero el exgobernante costarricense Miguel Ángel Rodríguez se hizo de la silla. Nunca la OEA había sido dirigida por un centroamericano. Súbitamente Rodríguez renuncia por acusaciones de corrupción en Costa Rica. Nacía un nuevo chance para el panzer… Junto al chileno se presentaron las candidaturas de Luis Ernesto Derbez (México) y Francisco Flores. Chile enfrentó el rechazo de EEUU. Tema neurálgico pues ninguno de los anteriores secretarios generales habían sido electos sin el apoyo estadounidense. Votar por Insulza significaba rebelarse contra EEUU. Algunos lo vieron como una oportunidad para reformar la OEA y demostrar que el norte no gobernaba el sur. Entonces emerge Insulza como un factor de contención, no de consenso. La candidatura chilena ganó apoyo del espíritu sudamericanista con Brasil y Argentina a la cabeza. Y una gira de Lagos por el Caribe permitió que los países del Caricom votaran por Insulza. El favorito de EEUU, Francisco Flores (exPdte. salvadoreño), renunció a su postulación y llamó a votar por Luis Ernesto Derbez, nuevo elegido por Washington. Pero después de cinco empates a 17 votos, la diplomacia chilena convence a Panamá y Paraguay, y tras la intervención de Condoleezza Rice en el Congreso de las Américas en Chile, más el retiro de Derbez, el 02M/05 -con 31 votos en la manga- el panzer corona la SG de la OEA. Trajinada historia. Tórrida llegada.
La actuación de el panzer en la OEA no podemos calificarla como lo sugiere su mote. Por el contrario. Considerando el calibre institucional, diplomático y legal de la Carta Democrática Interamericana o Carta de Lima (11-09-01), Insulza ha quedado como un portabebés en materia de protección y defensa de los DDHH. Y los venezolanos hemos sido las víctimas de esa insulsez. Ya lo avizoraba su llegada a la OEA: tumultuosa, sigilosa y dividida. Así ha sido su gestión. De pronto guapetona e inusitadamente rebelde como la defensa a Zelaya y la condena a Honduras. Difusa, acomodada y guabina, como su posición frente a Cuba. Pero indudablemente anodina, pálida, insustancial y tímida, respecto a la opresión en Venezuela. Ya el insulto que le profesó Chávez alertaba de su puerilidad en el cargo. Y no tanto por la ofensa sino por su sumisión y falta de perplejidad. La omisión de “el panzer” es elocuente, cuando leemos dos de los postulados de la Carta de Lima. El artículo tercero: “Son elementos esenciales de la democracia representativa, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y la separación e independencia de los poderes públicos”; y el artículo cuarto: “son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los DDSS y la libertad de expresión y de prensa… la subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil y el respeto al Estado de derecho de todas las entidades y sectores de la sociedad… ” ¿Cuánto más tiene que pasar Sr. panzer? ¿Cuántos proyectiles más tienen que atravesar la “cabeza hueca” (dixit Roy) de los venezolanos? ¿Cuántos torturados más o presos por disentir, para que Ud. destranque su mocha, lea y aplique el texto de la CDI? Y sus colegas ¿Qué hacen?
Y Chaderton habló. No vale la pena repetir su insulsa apología de odios. Pero el panzer calla. Lo hace con la misma rapacidad como embestían los tanques nazis contra territorios ocupados. Porque la inadvertencia y el silencio pueden ser más crueles que el más sonoro y devastador de los misiles. No olvide Sr. panzer que chilenas como Karen Berendique (19) murieron en manos de la violencia en Venezuela. “Nos está matando la inseguridad. No parece que Venezuela merezca esto”. No lo dije yo. Lo dijo un diplomático chileno-cónsul en Maracaibo y padre de la joven Karen. Pero siga Ud. con su diplomacia silenciosa. Ya le historia le pasará la cuenta monsieur panzer.
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