En nuestro país, con una inflación que ronda el 75% (la más alta del mundo), donde la escasez hace mella en la población, donde la crisis política, económica, social y moral ha llegado a niveles alarmantes, donde la inseguridad cada día cobra más vidas producto del crimen y la violencia y con una corrupción atroz, no se justifica hacer una Ley Habilitante Antiimperialista por la Paz y la Defensa de la Patria, porque simplemente esta es una estrategia más del gobierno de Maduro, que a sabiendas de su colapso inminente, apela a estas normativas legales para distraer la atención de la realidad que hoy acontece.
Lo que persigue Nicolás Maduro en esta ley de tres artículos es terminar de suspender todas las garantías y derechos humanos existentes, acabar con la disidencia venezolana y crear un pánico en la población de mantenerse sumiso y callado frente a lo que pasa, por temor a ser enjuiciado y encarcelado. Es decir, en el Artículo 1 Numeral 5, se faculta a Maduro para establecer las responsabilidades civiles, administrativas y penales que considere pertinente de acuerdo a su ideología y lo que él considere traición a la patria. Es decir, esta ley le permite a Maduro acabar con el pensamiento plural y diverso, con la disidencia venezolana, encarcelarla, juzgarla y condenarla por los supuestos delitos que él considere de acuerdo a sus intereses.
Es totalmente falso que aquí se quiera poner un coto a la injerencia imperialista, porque cada día vemos con gran estupor como Cuba, China, Rusia, Irán, y el caso de Guyana, han invadido a nuestro país, nos han arrodillado y nos han hipotecado. Las notarías, registros y Barrio Adentro están en manos de los cubanos, la Misión Vivienda es ejecutada por China, Rusia e Irán, incluso el capital humano y obrero son traídos de esos países, hemos regalado nuestro petróleo, nuestros recursos son intercambiados en un trueque que no beneficia en nada a nuestra economía. En el caso del Esequibo, para nadie es un secreto, que no están robando nuestro petróleo. Entonces, frente a todas estas invasiones, por qué el gobierno no dice nada, ni implementa un mecanismo para acabar con este goce y disfrute de nuestro país a cambio de nada.
El gobierno en un show mediático, de movilizaciones de todos los entes del Estado, incluso gastando grandes cantidades de dinero pagando una página en el New York Times por un monto de 178 mil 633 dólares, ha querido hacer ver que la sanción interpuesta por el gobierno de Estados Unidos es contra los venezolanos y eso es falso. Aquí se están sancionando a siete funcionarios del Estado venezolano por excesos y violaciones de los derechos humanos en febrero de 2014, y en lo absoluto al pueblo venezolano. Por lo tanto, no apoyar complots y violaciones de los derechos humanos, significa en modo alguno que estemos apoyando a imperialismo alguno.
Lo que sí está claro es que no apoyamos ni nos hacemos cómplices de la corrupción y las mafias enquistadas en este gobierno, que se han hecho fortunas incalculables, incluso en dólares, depositadas en bancos de Suiza, de España y en otros países, a costillas de las necesidades del pueblo venezolano que cada día se deteriora más.
Es de resaltar que ante el quiebre definitivo de este gobierno, se inventan guerras económicas, contrabando de extracción e interno, magnicidios, Golpes de estado y ahora intervenciones extranjeras, pero todo esto es para tapar el desastre económico que estamos viviendo y la crisis más dantesca en la historia republicana del país, donde para comerse una arepa, para tomarse un café, para alimentar a nuestros niños, a nuestros ancianos, tengamos que someternos a largas colas para adquirir lo que por derecho nos corresponde.
Por lo tanto, yo no me siento aludido al igual que la gran mayoría de los venezolanos, porque las sanciones internacionales no son contra el pueblo, son contra personas que han actuado al margen de la ley, pero en un ejercicio de “patriotero ramplón”, quieren hacer ver que es una agresión contra el país.
De cierta manera, si nos ponemos a profundizar, Estados Unidos hasta le hizo un favor al gobierno de Maduro, porque le ha permitido tomar oxigeno, protagonizar marchas todos los días y hacerse ver ante el mundo de un liderazgo que no posee, le da banderas para seguirse manteniéndose en el poder. Yo aseguro que es verdad que Venezuela no significa amenaza para nadie, aquí la única amenaza de este país es Nicolás Maduro y su gobierno bicefácilico, que sólo ha traído escasez, hambre, miserias, inseguridad, corrupción y un enfrentamiento entre hermanos.
Aquí ya ni las encuestas gobierneras favorecen el liderazgo de Nicolás Maduro, porque simplemente no lo tiene, y en los tiempos finales de esta tragedia, apela a la represión, la intimidación, la persecución y la violencia para perseguir a los líderes de la unidad democrática y a cientos de estudiantes, que han levantado su voz para denunciar la grave crisis que hoy vivimos.
Pues le digo a Nicolás, que no nos va a intimidar con esta Ley Habilitante disque antiimperialista, tendrán que hacer más cárceles, porque la gente está harta de toda esta demencia gerencial que nos ha llevado a un atolladero. Deje quieto al que está quieto Maduro, no provoques un desbordamiento social, porque aquí se quiere hasta prohibir que la gente exprese sus descontentos y sus molestias por un gobierno que nos ha llevado a la ruina.
Ha llegado la hora, y con más fuerzas que nunca, tenemos que enfocarnos en las elecciones parlamentarias, porque definitivamente ese será el quiebre histórico de este modelo hegemónico y autoritario que ha utilizado todas las instituciones del Estado para enriquecerse de la manera más vil. La gente se cansó. Venezuela quiere un futuro digno y sólo desde el escenario de la Asamblea Nacional, podremos hacer las grandes transformaciones para enmarcarnos como Estado democrático y garante de libertades y derechos establecidos en nuestra Constitución.