Después de más de medio siglo de Guerra Fría entre Washington y La Habana, los cubanos en general recibieron con bastante esperanza el comienzo del deshielo anunciado por Barack Obama y Raúl Castro. Pero tres meses después temen una regresión en las negociaciones para restablecer las relaciones, no por culpa del régimen castrista, como recelaban en un principio, sino a causa de Venezuela, reseña ABC de España.
Carmen Muñoz/ @cmunozcamos / Madrid
El cubano corriente estaba «harto de vivir en un estado de guerra permanente» con Estados Unidos, aunque solo fuera verbal, y el deshielo diplomático ha supuesto un respiro que confían en que no lo estropeen las malas relaciones entre los gobiernos de Barack Obama y Nicolás Maduro, este último el mayor aliado político y económico de los Castro.
Cada vez más ciudades están conectadas por avión; las últimas, La Habana y Nueva Orleans
En las últimas semanas, los cubanos han ido viendo los primeros pasos del deshielo, como las medidas anunciadas por Obama a mediados de enero que facilitan los viajes de estaounidenses a Cuba o que las empresas de telecomunicaciones y financieras puedan hacer negocios en la isla. Cada vez más ciudades de los dos países están conectadas vía aérea -la semana pasada funcionó el primer vuelo en 57 años entre La Habana y Nueva Orleans-, y en EE.UU. se habla con entusiasmo de exportar pollo y materiales de construcción, así como de importar habanos.
Cuba y Venezuela son aliados políticos y económicos. En el año 2000 firmaron un convenio que abarca varios acuerdos, incluido uno energético por el que la isla recibe unos 100.000 barriles diarios de petróleo. Hasta que la deteriorada situación económica de Venezuela se lo permita. También corren peligro las inversiones de Brasil, un país que se encuentra a las puertas de la recesión económica y en el que la corrupción en la petrolera estatal Petrobras azota al Gobierno de Dilma Rousseff. Con este panorama en los dos países aliados, es lógico que los cubanos miren hacia Estados Unidos y estén preocupados por la repercusión en el deshielo de la escalada de la tensión entre Caracas y Washington.
«Ni EE.UU. ni Cuba quieren que descarrile el proceso negociador, pero hay tensión entre los dos países a causa de Venezuela», asegura la exdiplomática y periodista independiente cubana Miriam Leiva, quien cree que La Habana «necesita un clima más tranquilo con Washington para que le saque de la lista de países patrocinadores del terrorismo, pueda atraer inversiones extranjeras y resolver sus grandes problemas económicos y productivos».
Cautela
A pesar de sus declaraciones de condena a las últimas sanciones de la Administración Obama contra el Gobierno de Maduro, el régimen cubano está dando pasos con cautela. Aunque el canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció que «no se puede manejar a Cuba con una zanahoria y a Venezuela con un garrote», los analistas consultados por ABC consideraron significativo que el concierto en solidaridad con Venezuela, celebrado el pasado domingo en La Habana, no tuviera oradores de primera fila del régimen ni contase con la actuación artistas de renombre. Tampoco se celebró en la llamada «tribuna antiimperialista», junto a la Sección de Intereses de EE.UU. en el Vedado, sino en la escalinata de la Universidad de La Habana. Simbólico.