El cacao es un fruto que crece en pocos lugares del mundo, uno de ellos es Venezuela, desde donde ha adquirido fama por su calidad. El chocolate que ven en la gráfica, es producido por la empresa alemana Rausch, con cacao importado de Venezuela y fue adquirido ayer por un ingeniero venezolano en el aeropuerto de Astana, en Kazajistán.
Este chocolate, con apenas 43% de cacao criollo, es un buen ejemplo de cómo la “revolución” ha llevado a que las divisas de Venezuela dependan en 96% del petróleo
Lo que aporta cada quien
Venezuela aporta apenas parte del primer eslabón en la cadena de valor del producto: Manteca de cacao, como también lo aportan otros productores de Ecuador, Papúa Guinea, Perú, Magadascar, Costa Rica, Grenada y Trinidad y Tobago. El resto, maquinarias, otros ingredientes, mano de obra, know how, financiamiento, comercialización y mercado, lo aporta Alemania, que se lleva la gran tajada del valor. En este caso Kazajistán aportó el punto de venta al detal, y el cliente final resultó ser un ingeniero venezolano que trabajaba para Pdvsa, que resultó botado por un pitazo de Hugo Chávez, junto a 20 mil compañeros, y que ahora sus conocimientos los paga una transnacional petrolera que opera en Kazajistán.
El chocolate “Puerto Cabello” con su cobertura “vintage” de hacienda colonial, resulta un buen ejemplo de cómo la “revolución” ha secuestrado al venezolano las posibilidades de crear valor desde Venezuela en un mundo globalizado (lapatilla.com)