Las excavaciones para un centro comercial en la ciudad austríaca de Tulln sacaron a la luz el esqueleto de un camello que paseó por aquellas tierras en el siglo XVI y cuya importancia radica en que es la primera vez que se encuentran en Europa Central los restos íntegros de ese tipo de animal, reseña EFE.
Los investigadores creyeron en un primer momento que se trataba de caballo grande o incluso una res, según el arqueozoologo Aldred Galik, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, “pero un vistazo a las vértebras cervicales, la mandíbula inferior y los metacarpios nos reveló inmediatamente que se trataba de un camello”, señaló.
El estudio, que publica hoy el sitio web PLOS ONE, indica que los ejércitos otomanos usaban los camellos, además de los caballos, para transporte y para cabalgar, además, en momentos de escasez los soldados comían la carne.
El camello fue, “sin lugar a dudas, exótico para la gente del Tulln. Seguramente no sabían ni como alimentarlo o si se podía comer. Quizá murió por causas naturales y fue enterrado sin ser usado”.
Los exhaustivos análisis de ADN al que se sometieron los huesos han revelado que se trataba de un camello macho de unos siete años y posiblemente castrado, además de tratarse de un cruce: su madre fue un dromedario y su padre un camello bactriano, por lo que guarda rasgos de ambos.
“Ese tipo de cruces no eran muy habituales en aquella época. Los (animales) híbridos eran más fáciles de manejar y más duraderos y grandes que sus padres. Esos animales eran especialmente adecuados para el uso militar, agregó Galik.
En las excavaciones, se encontraron también platos de cerámica y otros objetos, además de una moneda de la época de Luis XIV, lo que data la fecha del hallazgo entre 1643 y 1715.
Entre los restos también apareció una botella que contenía “theriacum” un remedio medieval procedente de la farmacia “Apotheke zur Goldenen Krone” de Viena, negocio que existió entre 1628 y 1665, lo que ayudó a datar el sitio con mayor precisión.