Maduro declaró “Las Divisas para viajar no son un derecho, es un beneficio que les doy”. O sea, él es el dueño de este país y de todos sus recursos. El venezolano que no lo sabía ahora sabe con quién tratamos.
El grandulón resentido social que comió la arepa pareja de “carnemechá” en cuchitriles a media noche, después de pegar sus afiches de “Ruptura” y cuya dieta mejoró drásticamente cuando era parte de bandas de asaltantes con la “primera combatiente” y Bernal, por allá al final de los 80, pudo ingeniárselas, desde aquellos días del izquierdismo irredento, para vivir de eso y luego para ser un vago sindicalero a sueldo del Metro, hasta que el toque angélico del gran galáctico se le apareció en su vida de marginal.
Hoy como Presidente Maduro nos brinda esta declaración aparentemente trivial, pero que puede tomarse como confesión, como el símbolo de toda la tragedia venezolana.
En realidad no voy a ensañarme contra el asno que funge de humano y de presidente, porque en realidad no es Nicolás el responsable de encontrarse a la cabeza del estado venezolano.
A él lo pusieron allí y a partir de esa constatación tenemos el desafío de encontrar a los verdaderos responsables de cómo semejante incapaz ayuda a enterrarnos como nación civilizada.
¿Cómo entender que una nación rica y dotada de un nivel mediano de desarrollo, como Venezuela, haya terminado postrada ante una camarilla totalitaria de una isla como Cuba con 3 veces menos población y con 100 veces menos recursos?
Solo la estupidez humana, propia de prisioneros de ideologías de fanáticos, quienes después de haber perdido 40 años, en irrisorias y trágicas quimeras, los del liderazgo izquierdista ni siquiera se explican cómo se sacaron la lotería que por fin los lleva al poder, tras el aventurero militar golpista, cuyo destino triunfal final tuvo el piso sólido que le dio la herrumbre de la clase política de la 4ta y su más decadente figura Rafael Caldera. Lo que completa el cuadro es por supuesto la estupidez postrada ante sus propias avaricias y sed de poder ventajista, de una élite económica que perdió el rumbo no se sabe cuándo.
Me atreveré anotarle un solo punto a favor de Chávez y es que, es imposible imaginárselo siendo un simple adlátere de los Castro. Sabemos que hubo roces, varias veces y muy fuertes, pero siempre primó una seducción permanente del gran timador Fidel, que llegó hasta la indecencia en el cortejo al ignorante nuestro, porque daba por garantizado que este mostrenco rural, siempre terminaba postrado ante la “sabiduría revolucionaria” de siglos en las artimañas del poder, que era su único y gran atractivo como modelo.
Ese era el gran imán de los Castro: un acabado ejemplar doctorado en poder, con un aprendizaje aventajado en décadas de guerra fría, aunque ellos a su vez fuesen por un tiempo dilatado peones soviéticos.
Chávez antes que asumirse solo como agente cubano servil, era cultor de sus propias astucias para hacerse del poder y eso mientras Castro andaba de parejero adulante de los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Caldera.
Ese no es el caso de Maduro. Maduro nació soplón de los Castro, es un títere a carta cabal, un gobernante disminuido en su ignorancia oceánica y asediado por las fuerzas centrifugas que Chávez dejó desatadas en torno a la economía, en la cima del poder, en las FFAA, la inseguridad, el hampa política y un largo etc.
Si alguien quiere entender a fondo cual es la principal herencia que dejó Chávez a Maduro, como legado del poder real, no le cotará mucho llegar a nuestra conclusión: la más eficiente palanca de poder es la docilidad de la MUD como expresión política de un liderazgo eunuco de las viejas élites políticas y económicas sometidas y sodomizadas por el chavismo tras 18 fraudes electorales.
El paquete de la herencia incluía un candidato de oposición hecho y probado, tres meses antes de morir, a la medida de Chávez, seleccionado entre muchos desde jovencito, cuando rindió sus primeros exámenes como un gallináceo Presidente de la cámara de diputados, que debía ayudar a disolver, para montar su nuevo tinglado fraudulento desde el también fraudulento poder constituyente.
Hay mucho ingenuo que todavía cree en casualidades o en la buena suerte en política. Yo solo conozco de resultados de conspiraciones montadas por intereses poderosos, por poderes fácticos, que programan productos mediáticos, portavoces de conglomerados financieros, etc.
Es tan obvio lo que afirmaré que da vergüenza hacérselo notar a los cultores de la ingenuidad colectica. En medio del derrumbe ya inevitable del gallina H. Capriles, que se pulveriza precisamente por habernos vendido el alma cada vez que pudo: ¿No notan ahora que hay un preso especial, del que se ocupan dignatarios de muchos de los países que antes le capitulaban al siniestro Chávez y ahora, cuando ven cerca el final de Maduro, empiezan una especie de precampaña electoral mundial en favor de sifrino emergente?
Eso amigo vale millones de dólares y anuncia las coaliciones de intereses de quienes serían beneficiarios principales del hipotético gobierno del preso especial. Lamento anunciarles que antes de una elección presidencial, y exigiendo también que el auto-preso sea liberado cuanto antes, que Venezuela deberá conocer hasta una eventual guerra civil, o mínimo una poderosa crisis muy violenta y con saldos trágicos, que ningún discursito de los pimpollos de la vieja política puede mi interpretar, ni menos ejecutar, poniendo a prueba la colección de simplezas y lugares comunes de sus discursos que les caracterizan.
Sencillamente son ajenos al país real, lleno de bárbaros y blandengues, con unas FFAA en descomposición acelerada, unos vecinos fronterizos o no fuertemente armados y al acecho para evitar que se los trague nuestra crisis y por supuesto unas potencias cuyo liderazgo cambiará de mano, porque ya se agotó el tiempo de las palomas y vienes las águilas.
No hay manera de entender el decurso de nuestra agonía del madurismo poschavista y menos de estos aprendices que dejan en manos de los Castro hasta como manejar la cotidianidad de los problemas del poder en Venezuela, sin la ruin colaboración política de la MUD en todo y por todo convertida en “pata democrática“ de este régimen de salvajes hampones opresores.
No hay Maduro sin Capriles y MUD y me temo que si antes no estalla todo, habrá que pronosticar que impedirán que saquemos el bandidaje como debe hacerse, porque hay liderazgos prudentes ganados a “reconciliaciones”, que mientras llega esa etapa, hacen su calvario de persecución que les será muy rentable, para luego exigir, a nombre de ese vía crucis, la absolución para sus propuestas de capitulación.
Pero agotemos la parte del calendario de transición de tragedia entre Chávez y Maduro. ¿Son acaso responsables los electores que sufragaron por él el 14 de abril de 2013?
SI y NO, porque para Nicolás ser presidente, necesitó previamente no solo de la prevaricación de varias instancias del Estado para legalizar su ciudadanía, sino sobre todo del acto soberbio del engreído caudillo barinés, para entonces ya pre-difunto, cuando lo designa heredero luego de confiar en él, por años, cuando lo tuvo como jefe legislativo, Vicepresidente, jefe de adorno del gabinete ministerial y canciller, por lo que creyó que había formado un secuaz al que le consideró el derecho de designarlo sucesor, y no al pequeño déspota de El Furrial de quien conocía demasiadas malas mañas, en lo rosquero para hacer dinero mal habido.
Chávez resuelve designar a Nicolás sucesor, cuando en los albores de su muerte presentida y sin poder dejarnos en manos directas de Fidel, apela a la imagen de su clara luna llanera, para expresar su voluntad que sea su ducho mensajero cucuteño, de fidelidad perruna, quien mantenga en sus manos, con la elección fraudulenta por supuesto, las riendas de su obra, como su fuese una heredad digna de otra cosa que no sea desprecio y repulsión.
Es un hecho sin embargo que además, por si sola, esto de la sucesión, fue una propuesta nacida de una desesperada situación ante la inminencia de su muerte anunciada, lo cual por si solo es un factor de desequilibrio mental terminante.
Pero son los perversos representantes del Tribunal Supremo, cual mafiosos agavillados con los otros reales dueños del poder, los que le dan la luz verde con aquello de la “continuidad administrativa” que daba ventajas al cucuteño para pagar, cobrar y darse el vuelto.
Pero un somero conocimiento del tipo de personas integrantes de esa cúpula de magistrados de pacotilla, nos dice que en realidad ellos eran apenas una instancia delegada de aquel numen del que emana el poder.
Por eso es que interesa saber entre quienes se compartió de decisión, sabiéndolo en vida vegetal o muerto desde dos meses antes, de hacer respetar la “voluntad de Chávez” de ver prolongada su “obra” de desquiciamiento nacional de la mano de los tiranos Castro.
Además de la camarilla de estafadores del Tribunal Supremo, quienes tienen el peso fundamental de generar la continuidad del poder chavista en la persona de Maduro, son los altos mandos militares, seleccionados entre los uniformados más amorales y ladrones.
Por supuesto la fracción Diosdado tenía mucho que decir, incluso hasta para impedir la designación de Maduro, pero el pequeño déspota ordenó que había que “quedarse quietos en primera”. De alguien aprendió a ser el más calculador y cínico de la pandilla gobernante.
Contra muchos diagnósticos y pronósticos nunca imaginarnos esta revolución chavista realizando ninguna revolución, valga la redundancia.
Ya se agotó el capital de sostén popular que dejo Chávez ya en plena mengua, y ya se agotaron TODOS los volúmenes importantes de recursos a malbaratar y regalar.
La velocidad de su agotamiento es directamente proporcional a la irritación que ya causa nuestro brutote mandamás en la comunidad internacional, de donde hasta logran reunir decenas de expresidentes, para poner en evidencia las ruindades de este régimen en su ocaso irremediable.
Una prueba más de que aquí nunca hubo una revolución, es que jamás vimos ni purgas, ni degollinas, ni conspiraciones reales desde el centro del poder etc,
Porque si hubiésemos visto funcionar la guillotina, entonces a todos los líderes de este malhadado proceso los hubieran cepillado y también a sus cómplices de la MUD, pero no por opositores, sino por la radical y elemental verdad de que son parte del poder, que ajusta sus alianzas, y para ser más precisos, son tajadas que se negocian en el mercado electoral pestilente. Solo que no hubo guillotina para nadie y entonces ellos también se han salvado.