Mujeres sicarias, la nueva arma del narcotráfico mexicano

Mujeres sicarias, la nueva arma del narcotráfico mexicano

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Joselyn Alejandra Niño era la última de las tres integrantes del Cártel de las Flacas que aún estaba con vida. El hallazgo de su cuerpo desmembrado cerca de la frontera con los Estados Unidos, más precisamente a pocos kilómetros del puente internacional que une Brownsville y Matamoros, abrió toda una trama que involucra a mujeres en el negocio de las drogas.

Ellas tres representaban, hasta su muerte, el nuevo modelo del sicariato en México. Se trata de mujeres delgadas, con figura de modelos, chalecos antibalas y cadenas de oro colgando sobre su cuello.





El cabello peinado hacia atrás, con los lentes de sol sobre su cabeza, es otra de sus características, así como los brazos descubiertos que dejan ver algunos tatuajes. No son las típicas mujeres del narco; son más bien jóvenes escuálidas.

Andrew Chesnut, profesor de Estudios Religiosos de la Universidad de Virginia, afirma que éste es un fenómeno creciente en México. “Desde 2007, cuando el ex presidente Felipe Calderón intensificó la guerra contra las drogas, ha habido un crecimiento fenomenal en asesinas femeninas o ‘sicarias’, que a menudo pueden operar más sigilosamente que sus homólogos masculinos”, afirmó Chesnut en una entrevista a IBTimes, otro de los medios norteamericanos que narró lo que sucedió con Joselyn.

“Muchas, como Joselyn, son reclutadas de las cárceles por su apariencia de niñas buenas. La idea es que los cárteles rivales y la Policía no puedan imaginar que una ‘chica flaca’ sea una asesina a sueldo”, subrayó.

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